LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Tuesday, July 31, 2007

UN HOMENAJE PARA BERGMAN Y ANTONIONI

Michelangelo Antonioni (1912-2007)







Esta página dejará de aparecer en los próximos días -nació con el Festival de Lima y morirá con él-. Y no hay noticia más desalentadora y triste que ser testigos del fallecimiento de dos cineastas que marcaron, desde años atrás, nuestro entusiasmo y -si es que existe- dedicación por este arte. Bergman y Antonioni. Persona y La noche. El séptimo sello y La aventura. La hora del lobo y Zabriskie Point. Gritos y susurros y Blow up. Fanny y Alexander y El pasajero. Liv Ullman y Mónica Vitti. En fin.
Espero que este pedido no sea descabellado:
Creo que estos sucesos deberían animar a la organización del Festival de Lima a reaccionar con rapidez y coherencia, y presentar alguna breve muestra, o alguna función de homenaje para estos cineastas. Aunque sea una proyección digital. Aunque sea en el quinto piso. Como el Festival importante que aspira a ser, sería un tremendo error no realizar este acto y remitirse a, únicamente, pedir un minuto de silencio. Creo que no es mucho pedir.



A continuación, un breve texto de Bergman.
Fernando Vílchez
*





Ingmar Bergman (1918 - 2007)
En las fotos del libro estamos bien peinados y nos sonreímos mutuamente con cortesía. Estamos, los cuatro, intensamente ocupados en un proyecto que se iba a llamar Bergman sobre Bergman (en español: Conversaciones con Ingmar Bergman, Anagrama, 1975). La idea era que tres jóvenes periodistas, preparados hasta los dientes, me preguntasen sobre mis películas. Era el año 1968 y acababa de terminar La vergüenza. Cuando hoy ojeo el libro lo encuentro falto de sinceridad.

Los interlocutores eran portadores de la única opinión política verdadera. Sabían además que yo estaba pasado de moda, arrollado por la nueva, la joven estética… Parezco poco sincero, continuamente en guardia y bastante tímido. Hasta las preguntas modestamente provocativas las contesto de manera acomodaticia. Me esfuerzo en dar las respuestas que puedan despertar simpatía. Suplico una comprensión que no me iba a llegar de ninguna manera…

En todo caso, después de La vergüenza, siguieron muchos años y muchas películas. Y un día decidí dejar la cámara. Fue en el 83. Podía contemplar el conjunto de una producción terminada, y me di cuenta de que hablaba, de buena gana, de lo pasado. Los oyentes parecían interesados, no sólo por cortesía o para intentar buscare los puntos flacos: mi retirada era una garantía de que era inofensivo.

De cuando en cuando mi amigo Lasse Bergström y yo hablábamos de un nuevo Bergman sobre Bergman –pero más sincero, más objetivo-. Bergström preguntaría y yo hablaría, era el único parecido formal con el precedente. Nos animábamos mutuamente y de pronto nos encontramos en plena faena…

Por alguna razón en la que no había pensado antes, siempre he evitado volver a ver mis películas. Las veces en que me he visto obligado a hacerlo o he tenido la simple curiosidad, sin excepciones y cualquiera que fueses la película, me he sentido sobreexcitado, con ganas de mear, con ganas de cagar, inquieto, a punto de llorar, enfadado, asustado, desgraciado, nostálgico, sentimental, etcétera. A causa de este tumulto inoportuno he evitado mis películas.

Ahora iba a ser necesario volver a ver las películas y pensé que ahora es hace mucho tiempo. Ahora ya puedo aceptar el desafío emocional. Algunas obras podía eliminarlas inmediatamente. Esas las vería Lasse Bergström solo. Es crítico de cine y está curtido, sin llegar a estar encallecido.

Ver cuarenta años de producción durante un ao se fue haciendo inesperadamente fatigoso, a veces insoportable. Me di cuenta, firme y brutalmente, de que había concebido la mayoría de las películas en las entrañas del alma, corazón, cerebro, nervios, órganos genitales y sobre todo en las tripas. Un deseo que no tiene nombre alguno las sacó a la luz. Un placer que se puede llamar “la alegría del artesano” las ha materializado en el mundo de los sentidos.

Tenía que volver a las películas y entrar en sus parajes. Fue un jodido paseo.

Fresas salvajes es un buen ejemplo. Lasse Bergström y yo vimos la película una tarde de vera en el cine de mi casa en Farö. Era una hermosa copia y me quedé impresionado del rostro de Victor Sjöström, sus ojos, la boca, la delicada nuca con el fino pelo, la voz vacilante, indagadora. Sí, fue emocionante. Al día siguiente hablamos de la película varias horas, hablé de Victor Sjöström, de nuestras dificultades y fallos, pero también de nuestros momentos de entendimiento y triunfo.

Cuando más tarde leímos la transcripción de nuestra conversación grabada, nos dimos cuenta de que no había dicho una palabra sensata sobre el origen de la película…

Tras una reflexión más profunda y adentrarme en el oscuro espacio de Fresas salvajes, encuentro un caos negativo de relaciones humanas. La separación de mi tercera esposa aún me dolía violentamente. Fue una experiencia extraña, amar a una persona con la que uno no podía vivir. La placentera y creativa convivencia con Bibi Andersson había empezado a romperse, no recuerdo la razón. Sostenía una amarga lucha con mis padres. Ni quería ni podía hablar con mi padre. Mi madre y yo buscábamos una y otra vez una reconciliación temporal, pero había demasiados cadávares en los armarios, demasiados malentendidos infectados.

Imagino que uno de los impulsos más fuertes que yacen bajo la realización de Fresas salvajes estaba justamente ahí. Me retrataba a mí mismo en la figura de mi padre y buscaba explicaciones a las amargas peleas con mi madre. Más tarde el diario de mi madre ha confirmado mi idea: mi madre se sentía violentamente ambivalente ante su miserable hijo moribundo.

A través de la historia fluye un solo tema, mil veces variado: carencias, pobreza, vacío, la falta de perdón. No sé ahora, y no sabía entonces, cómo suplicaba a mis padres a través de Fresas salvajes: “Mírenme, entiéndanme y –si es posible- perdónenme”.

Hoy en día estoy convencido de que el rechazo, el olvido, tienen que ver con Victor Sjöström. Cuando hicimos la película, la diferencia de edad era grande. Hoy yo tengo, prácticamente, la que él tenía entonces.

Victor Sjöström (1879 - 1960)

Desde el principio la presencia del artista Sjöstrom empequeñeció todo lo demás. Él había hecho la película más importante de la historia. La vi por primera vez cuando tenía quince años. Ahora la veo por lo menos una vez cada verano, solo o con personas más jóvenes. Veo claramente cómo El carro de la muerte, hasta en detalles particulares, ha influido en mi vida profesional. Pero eso es harina de otro costal.

Victor Sjöstrom era un narrador magnífico, divertido y seductor –sobre todo si había una dama joven y guapa presente. Estábamos sentados al pie de la fuente de la historia del cine, tanto del sueco como del norteamericano. Es una leche que no se usasen magnetófonos por aquel entonces.

Todas estas exterioridades son de fácil acceso. Lo que no había comprendido hasta ahora es que Victor Sjöström me había arrebatado mi texto y lo había convertido en algo de su propiedad, había aportado sus experiencias: su propio sufrimiento, misantropía, marginación, brutalidad, tristeza, miedo, aspereza, aburrimiento. Había ocupado mi alma en la forma de mi padre e hizo de todo su propiedad –¡no me quedó ni una miga! Lo hizo con la autoridad y la pasión de la gran personalidad. Yo no tenía nada que añadir, ni un comentario racional o irracional. ¡Fresas salvajes ya no era mi película, era la película de Victor Sjöström!

Probablemente sea significativo el hecho de que cuando escribí el guión no pensé que la interpretase Sjöström en ningún momento. Fue idea del director de Svsnsk Filmindustri, Carl Anders Dymling. Creo que dudé bastante.

Ingmar Bergman (1990)

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Sunday, July 29, 2007

ENTREVISTA A RAÚL DEL BUSTO (2da parte)

La espera de Ryowa (2004)



Segunda parte de la entrevista que Alonso Izaguirre, periodista de Perú.21, le realizara tiempo atrás al cineasta peruano Raúl del Busto. Muchos nos han preguntado cómo pueden ver tanto la película Detrás del mar como sus anteriores trabajos. Lamentablemente escasean las copias y no existe registro en Youtube, como alguien pedía. En todo caso, sabemos que las obras han sido proyectadas en distintos cineclubes -CAFAE, CC España, Ventana Indiscreta, Cinematógrafo- y esperamos que se proyecten nuevamente para armar una discusión más amplia al respecto.
LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA




TEMAS
Hay dos temas que me tienen loco, y que creo voy a seguirlos así no pueda seguir filmando: el tiempo y la muerte, que me tienen entusiasmado, aturdido, apasionado, porque puedes volcarlo de mil maneras. El tiempo es el trabajador de la muerte en todos los aspectos. No hay nada menos comprobable que la muerte y tampoco hay nada más metafórico que el tiempo.
El tiempo es el objeto de trabajo del cine, según Tarkovski...
Claro, y si te das cuenta, la música y el cine son las únicas artes que pueden trabajar con el tiempo. La fascinación que yo tengo por el cine viene por esta cuestión del tiempo. Capturas un momento que puedes revivirlo, y puedes comenzar a sentir cosas distintas cuando revisas esos momentos, y esto es cautivador.
¿Has tenido experiencias relacionadas con la muerte?
El guión de Las cenizas está relacionado con la muerte de mi madre, que falleció de cáncer. Era una historia que la tenía desde hace mucho tiempo, antes de empezar a hacer cortos. Pero me sentía inseguro para poder hacerla. Obviamente, la experiencia de la muerte de mi madre me dejó devastado... la muerte de la madre es la raíz de una serie de preguntas que te haces. En mi caso me sirvió como una especie de motor para hacer el guión, ahora o nunca, y es una especie de dar cara a este sentimiento de cuestionamientos, donde a la muerte hay que aceptarla, quizás. Tenía que manejar esta cuestión, pero disfrazarla, porque tampoco quería exponerme. Quizá la muerte no se menciona del todo, pero está ahí.
LAS CENIZAS
Tengo una cábala, no quisiera hablar de la película porque la gente quizá empieza a esperar algo que, tal vez, no vas a llegar a ver. Lo único que puedo decir es que me la he planteado como una road-movie pero, sonará a cacha pero no lo es, quiero una road-movie estática. La película trata de un anciano que va a viajar, y de las consecuencias del fuego. De alguna forma, las cenizas son lo que queda, la concreción de lo efímero.
Con Detrás del mar sentí que estaba pagando mi derecho a piso, además no fue muy bien recibida acá. Con el guión de Las cenizas, que pienso filmarla en cine, se me han cerrado muchas puertas aquí en Lima, pero por suerte tuvo eco en Hubert Bals, donde fue premiado. Mi idea es filmar entre abril o julio de 2008, pero depende de cómo salgan las negociaciones en otros festivales. Si todo sale mal, el proyecto se congela.
Pero ahora, hay contratos y hay oportunidad de ir y buscar productores. Y van a pedir cosas que estén mucho más avanzadas. Y yo no voy a decir soy fulanito de tal, lo tengo todo en la cabeza; no me van a hacer caso. Entonces tengo que insertarme a las condiciones que ellos requieren, y para esto ayudan los bocetos de una escena. No sé dibujar bien -no lo tomo como método de trabajo- pero tengo la cosa clara en la cabeza. Actualmente reviso varias películas que me interesan y le presto atención a todo lo referido con el movimiento interno del encuadre.
Detrás del mar (2005)
¿Eres pesimista?
Totalmente. Le llamaría mejor: realismo. Cuando planteo un personaje nunca lo veo feliz. De alguna manera, el sentido de la felicidad es algo idiotizante. Pienso que en nuestras vidas, lo feliz es un sentimiento efímero. Cuando estás inmerso en la melancolía, en esta monotonía de vida en la que siempre estás rebotando, te entiendes, porque dices ‘las cosas no funcionan como quiero’, entonces comienzas a tratar de ver un poco más allá. El hecho de investigar cosas te vuelve más triste, porque te vas dando cuenta de ciertas verdades contra las que no puedes ir.
Este es el sentimiento que refleja tu cine.
En el caso de La espera de Ryowa: el anciano espera la muerte, todos la esperamos, no hay nada más total que la muerte. Siento que todos mis personajes están esperando la muerte.
¿Cómo llegas a tener esta percepción del mundo?
Por experiencia, creo. Cada quien ve la vida según los lentes que tiene.
¿Te percibes ‘excluido del festín de la vida’?
No, pero a veces sí podría ponerme como el monse que se sienta un rato y ve la fiesta de lejos. Por el miedo a que acabe esa felicidad, como que te vas preparando.
Para que no te golpee...
Esperarte lo peor en todo. Si esto pasa –decepción con una persona, con el trabajo o con la vida misma– estás preparado. Si estás siempre muy optimista esperando lo mejor, y no pasa, la caída es más grande. Sin embargo, puede llegarte un buen momento, y por estar siempre a la defensiva no lo vas a disfrutar como se debe.
La depresión es una forma de vida del peruano, y de mucha gente alrededor del mundo, aunque las personas no se den cuenta. La monotonía diaria es una forma de depresión.
La vez pasada un amigo me dijo algo bien interesante: que la vida era como esas fajas sobre las que uno camina para hacer ejercicios. Tú piensas que avanzas pero no, es la faja la que viene hacia ti. Tú piensas que tienes opciones, y te decides por una. Sin embargo, cómo sabes fehacientemente que la has tomado; de repente, ya estaba tomada esa decisión ‘para’ ti. Es esa idea de la mala estrella: quizá hayas nacido para ser un perdedor y, hagas lo que hagas, no lo revierta.
¿Te consideras un perdedor?
Mira, se puede ser un gran ganador pero en el fondo te sientes un perdedor, y viceversa. Personalmente, no siento deseos de competir. Si soy malo o bueno no me importa.
Me daría miedo sentirme un perdedor del todo, porque ya no estaría haciendo nada. No obstante, el mismo hecho de hacer cine es competencia, como entrar a un festival. El exitoso es una persona que ha cerrado el círculo en todo. Me aburren los tipos que son ganadores. Los pequeños logros del perdedor son mucho más significativos...
CINE PERUANO
Hay gente que critica muchísimo al cine peruano, pero para mostrar una película has pasado por un proceso previo. Si ves fea la imagen tal vez es porque es adrede fea. No es una cuestión de competencia de gustos, si no de tratar decir algo.
Creo que la crítica hacia el cine peruano apunta más hacia su contenido –se repiten las calatas y los personajes lúmpenes, siempre–, y el escaso interés en buscar mecanismos de expresión que se aparten un poco del canon narrativo o de representación, pareciera que no hay un interés en trabajar la forma cinematográfica.
¿Pero no crees que a veces está esa muletilla de que, como es peruano, hay que sacarle el ancho? Si bien es cierto he visto películas que no me parecen muy buenas, hay cosas que son bastante rescatables. Todo va evolucionando, tienen que haber filmes no tan buenos para que luego aparezcan otros mejores. Lo haces contigo mismo. Siento que mi proyecto de segundo largo es más difícil de hacer que el primero porque hay una presión de uno mismo, y también de afuera. Piensas que esta película te puede sepultar el camino o abrírtelo mejor.
No se critica porque es peruano. Ahora se pueden bajar películas de internet, o comprar DVD’s piratas de filmes que nunca van a llegar a Lima... Con todas estas herramientas ya es difícil que te metan el dedo. ¿Por qué Lombardi filmó algo como Mariposa Negra? No puedes creerlo cuando sabes que ha sido el creador de Bajo la piel...
O Caídos del Cielo...
Hay una involución que es evidente ¿no?
Pero Mariposa Negra fue premiada ¿no? Aunque el premio no tiene nada que ver. Si ganas un premio la película no va a ser mejor. Hay trabajos que nunca han sido premiados y son magníficos, y cintas muy premiadas que no me convencen.
Hay una cuestión predecible en el cine peruano que es lo social. Quizá en las películas peruanas pesa mucho esto. Digo quizá porque no he visto todo el cine peruano. La gran trama del cine nacional es recrear una especie de fractura social, y siempre se justifica al personaje: si es malo, es por esto o aquello. Y esa condición de los personajes que son, o muy buenos, o muy malos; y si es lo segundo, vamos a meterte la lisura, la calata, el arma, la violencia para hacerte reír o atraerte a la pantalla.
¿A tus 30 años, cómo te sientes al lado de los otros jóvenes cineastas peruanos?
Un poco alejado, hasta cierto punto. Me interesa hacer un cine francamente universal y alejado de cualquier rastro nacionalista. Hay trabajos que me gustan muchísimo, pero no me identifico con ellos, lo cual me parece que está muy bien porque no tienes que tener las mismas motivaciones o intereses de los otros.
Detrás del mar (2005)
Le faltan nuevos aires a nuestro medio cinematográfico, no? Deprime oír a jóvenes cineastas, como Eduardo Mendoza, afirmar en El Dominical que en nuestro país no se pueden hacer películas como 25 watts.
¿Y por qué no?
Porque en el Perú no hay un mercado para películas como esas, en las que ‘no pasa nada’.
No entiendo, en 25 Watts pasa mucho. Cada personaje de este filme tiene su propia historia.
¿Este tipo de situaciones tragicómicas te bajonean?
Me motiva más, me hace ser más testarudo. La vez pasada me dijeron: Detrás del mar es tan soporífera que me hizo dormir de un año al otro. Yo respondí: me voy a esforzar para hacerte dormir dos años.
¿Piensas que el medio mejorará algún día? Porque talentos hay, pero parece que se malogran con el tiempo al no conseguir realizar sus proyectos; entonces, para sobrevivir, se meten a la televisión o caen en manos de algunos productores que lo único que buscan es el dinero fácil.
Se corrompen, sí. Mira, no sé si el asunto cambie, porque hay un problema. El espectador va, normalmente, a ver determinada película y si ve que resulta, la cosa se vuelve un círculo vicioso. Entonces viene un productor peruano y te va a decir: "no quiero que hagas esto porque tal vez no resulte, por qué no repites la fórmula anterior que nos dio ganancia". Acá siempre primará el lado comercial antes que el artístico, porque todo es un negocio, aunque espero equivocarme con el tiempo. En mi caso, en vez de comenzar a hacer una película que no va con lo mío, prefiero dedicarme a hacer otra cosa.
¡Siempre es lo mismo! La mujer calata que aparece gratuitamente en la mayoría de nuestras películas.
Es que funciona. El chancho es lo que come. Se menosprecia al espectador porque eso le estás dando, y crece con esto... Obviamente mucho tiene que ver el cine hollywoodense y lo que te da, porque estás yendo a esperar eso. De alguna manera, se malcría al espectador, y si aparece algo que no te esperabas, ya ni siquiera te sorprende de buena forma, sino que te molesta, te sientes estafado, y ahí creo que entra a tallar el factor... no sé si llamarlo de educación, pero sí por lo menos de apertura, el ser un poco más permisivo con el resto.
Quienes opten por lo distinto, lamentablemente, empezarán a mostrar sus trabajos en el extranjero.
A mí me resultó. Si en mi país no me van a dar la ventana para poder siquiera tener una proyección gratuita en un festival, pues miro al extranjero en donde me tratan bien.
Raúl del Busto
SER CINEASTA
Tampoco se trata de decir que puedes hacer películas porque ves a Bresson, Tarkosvki o Kaurismäki; pienso que es una cuestión de sensibilidad. Para ser director de cine no es necesario rellenarte de películas. Hay algo más... Es más, la influencia va por otro lado a veces y no por el cine. Un libro te puede dar mil y una herramientas más que una película, porque yo tengo miedo de copiar inconscientemente lo que estoy viendo, y terminar haciendo un trabajo que es deudor de determinada película. Esto, en el fondo, es un engaño para uno mismo.
¿A qué te dedicas aparte del cine?
A hacer filmaciones institucionales...
Ese es tu sustento diario.
Sí, no hay otra forma. Pero la idea es dejarlo en algún momento y hacer lo que a uno le gusta.
¿Hacer cine te ha generado carencias materiales?
Lógico, porque esa plata he podido destinarla a pagar mis cuentas o mis deudas. Detrás del mar me costó 1,500 dólares, aproximadamente. Acordé con los actores repartir dinero si la cinta ganaba algún premio, como sucedió con Emergencia. Con Las cenizas hay toda una inversión, porque haces el guión, y la idea es dedicarle el mayor tiempo posible, y dejas por ello trabajos que podrías tomar.
¿No piensas irte al extranjero para trabajar, o preferirías seguir haciendo cine en el Perú?
Si tengo la oportunidad, y alguien me dice vete a vivir España y tengo los medios para hacerlo, no lo pienso dos veces y me voy. Pero si puedo hacerlo acá, lo hago. Si las locaciones se ajustan a lo que yo quiero, hago la película aquí o en la China.
¿Por qué haces cine?
Para sobrevivir, y no me refiero a una cuestión de manutención, sino que es una idea que tiene que ver con el hecho de que no estas satisfecho con tu entorno. El cine es una especie de catalizador para tratar de llevar la fiesta en paz. En el cine puedes darte la licencia de crear tu propio universo, donde tú ejerces tus leyes.
Entrevista: Alonso Izaguirre.

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Saturday, July 28, 2007

FESTIVAL DE LIMA: ¿CRÍTICAR O NO CRITICAR?

Hace unas horas se armó una pequeña conversación en la página Cinencuentro.com que vale la pena comentar. Esta página, horas atrás, decidió que valía la pena ir criticando las películas en competencia que se han venido mostrando en las funciones para la prensa y el Jurado, como anticipación al Festival.
Días atrás, Edgar Saba había hecho una petición pública a los periodistas: abstenerse de comentar las películas, especialmente aquellas que -luego de verlas en estas funciones de prensa- los periodistas consideren que son de baja calidad y esperar al marco del Festival para, ahí sí, destrozarlas a placer.
La nota de Cinencuentro dice:
El 11 Festival de Lima aún no comienza, pero las funciones especiales para la prensa cinematográfica ya han comenzado hace unos días. Por lo que en Cinencuentro iremos comentando, en subsiguientes entregas, las cintas que veamos en estas proyecciones o por otras vías. Trataremos de resaltar las que más nos gusten, pero indicaremos también si alguna nos ha decepcionado, de acuerdo al gusto personal de cada colaborador. Como siempre esperamos vuestros comentarios.
Y, de hecho, ya han comentado una de las películas más esperadas: Hamaca Paraguaya -aunque comparándola con "Historias Mínimas" (?)-. Rápidamente, un señor llamado Óscar Contreras, crítico de cine, escribió un comentario en la página Cinencuentro, diciendo:
No pueden comentar las películas -favorable o desfavorablemente- sino hasta después de su estreno en el Festival de Lima. Es un anuncio que hizo Edgar Saba en la Conferencia de Prensa. Vulnerarían un código de honor. Pueden recomendar aquello que han escuchado pueda valer la pena, o quizá hacer una puesta considerando la trayectoria de los directores. Tengan en consideración este comentario amigo.
Laslo Rojas, uno de los administradores de la página en cuestión, respondió:
Respetamos tu posición, la de Saba, y la de otros críticos, pero en Cinencuentro consideramos que es mejor hablar del festival y sus películas (a favor o en contra), que guardar silencio. Esto, creemos, favorecerá a que exista mayor expectativa, debate y discusión alrededor del festival. Saludos.
Óscar Contreras retrucó:
Nadie dice que CINENCUENTRO no opine o guarde silencio. Solo es una cuestión de manejar tiempos, de publicar la noticia (léase crítica o crónica) en la oportunidad debida. Es una cuestión ética. La expectativa ya existe. Y el debate y la discusión alrededor del festival se debe dar en el marco del mismo festival.
Déjame recordarte Laslo, que muchos críticos asistimos desde hace varios años como invitados del Festival a las funciones de las mañanas. Pero las funciones de las mañanas no son el festival. El Festival comienza el 02 de agosto. No soy vocero ni del CCPUC, ni de Saba, solo hablo a título personal. Y creo que muchos colegas están haciendo el gran esfuerzo de reservarse una opinión antes que ganar un titular.Sobre la base del respeto a un medio tan importante como CINENCUENTRO transmito esta inquietud amiga. Porque somos INVITADOS de las funciones matutinas. Y tranquilamente se nos puede retirar esa invitación. Saludos.
Exagera el afectado señor Contreras cuando dice que se "vulneraría un código de honor". Saba hizo un pedido a la prensa. Un pedido, no un anuncio. Hay que ser bien ingenuo para pensar que el público interesado en el festival no se interesará en averiguar un poco por las películas vía internet, antes de pagar sus entradas.
Si el público lo hace -como seguro ya lo ha hecho-, sabrá que LUZ SILENCIOSA y HAMACA PARAGUAYA serán dos de las obras más atractivas -pones los títulos en google y te saltarán buena cantidad de críticas desde la primera página, sin contar los antecedentes. En internet, rápidamente encontrarás en BUTACA:
De igual manera, si lo hace con una película, digamos, la chilena FIESTAPATRIA, en la primera página de google encontrará la crítica de la página MABUSE y se informará sobre las terribles críticas que preceden a esta cinta:
¿Tampoco se pueden comentar las películas que ya se han visto? HAMACA PARAGUAYA, seguro lo saben, está en Polvos Azules (Pasaje 18, puesto 3). Y desde hace buen tiempo. Igual que El camino de san Diego y varias otras.
Nosotros, igual, esperaremos al inicio del Festival para cuestionar todas las cuestionables películas que vienen y para aplaudir las películas aplaudibles. Pero pedir silencio, apelando a un "código de honor", resulta absurdo y, al mismo tiempo, subestima al público.
Fernando Vílchez R.

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Thursday, July 26, 2007

UNA BÚSQUEDA ENTRE LAS CENIZAS (I)

Detrás del mar (2005)


ENTREVISTA A RAÚL DEL BUSTO


No es que Detrás del mar, el primer largometraje de este realizador en plena búsqueda de la concisión expresiva, nos parezca una obra maestra. El filme es impugnable, como cualquier otro trabajo. No obstante, ese afán –digamos, casi supremo– de Raúl del Busto por marcar distancia de todo aquello que se viene haciendo dentro del campo cinematográfico en el Perú, es motivo para una entrevista, mientras el realizador se encuentra a la espera de iniciar el rodaje de su segundo largo titulado Las cenizas.

Alonso Izaguirre

*

A mucha gente le cayó mal tu primer largo, Detrás del mar...

Ah sí...

¿Cuál es tu percepción sobre eso?

Va a sonar feo...

No importa, que suene...

No me interesa el público. A la hora que quiero hacer una película pienso en lo que yo quiero ver. No me inquieta la idea de si le gusta a la gente o no.

Pero hay todo un mercado para filmes como Detrás del mar, ¿no?

Lo sé, pero acá no. Esto lo he podido ver en Mar del Plata, en donde pasaron la película. Hubo mucha gente, algunos salían molestos, pero otros no tan irritados.

El problema de un contexto como el limeño es cuando se mezcla la incomprensión con el insulto. Puedo no entender algo y dar mis razones para ello, pero es repugnante escudarse en formas tan primarias como ‘este-cojudo-de-mierda-me-llega-al-huevo-qué-se-cree-al-hacer-una-película-así’ para usarlo como crítica hacia una propuesta que me es indiferente.

Claro, yo he visto esas actitudes en los foros y no puedo creerlo. Sin embargo, tiene un lado positivo, porque por lo menos se apasionan ante lo que ven. Si me dejaran indiferente me jodería más. Lo otro es que he conocido gente que me critica pero que ni siquiera ha terminado de ver la película, y esto me parece inadmisible. Si no me gusta algo lo veo hasta el final y le digo: “¿sabes qué?, no me gusta tu película por tal motivo”, pero ten los elementos de juicio necesarios para hacerme trizas.


BRESSON, UNA REVELACIÓN

Entiendo que la lectura de Notas del cinematógrafo de Robert Bresson te influyó cinematográficamente para realizar Detrás del Mar.

Bresson me cambió la vida. Llegué a él viendo Pickpocket, que me dejó... Lo que pasa es que antes de eso yo estuve metido en el teatro, yendo a talleres; he leído a Stanislavski... Para mí el teatro lo era todo, pero llego a este punto con Bresson –hace unos cuantos años– y me chocó, no de una mala manera, por supuesto. Porque el cine no tiene nada que ver con el teatro...

Sí, pero el teatro tiene un peso demasiado marcado en muchas películas peruanas.

Y todo el mundo dice: “la actuación es súper realista, está muy bien...” El cine no tiene por qué ajustarse necesariamente a la vida, es un universo que estás creando y te vas a tomar ciertas licencias y concesiones.

Por ejemplo, Bresson me enseñó el aspecto de la contención, a lo que le otorgo un valor tremendo. Aparte tenía otras lecturas más orientales, de budismo y otros, por lo que me llama muchísimo la atención tratar de reducir al máximo todo, o sea, ‘calatear’ la escena y quedarme con lo básico, para trabajar a partir de esto. Prefiero no mover la cámara, y en vez de que el personaje se pare y haga todo un ademán, prefiero que solo mueva la boca... En un gesto sutil quizá haya mucho más cosas que puedan ser interpretadas que con otro gesto completamente tangible.

Supongo que esos años en el instituto fueron difíciles para ti, ¿te sentías medio aislado de los demás?

No. En el instituto conocí a mi pareja, Cyntia Inamine, a la que le interesaban otras cosas más allá de lo que nos enseñaban. Pero en ese momento el único acceso que tenía a otros expresiones eran los libros. Por esa época ya me interesaba Tarkovski, que ahorita me encanta… pero Bresson tiene otra cosa.

Ahora siento que cuando planteo una escena la pienso más de cuatro veces, me comprometo con la escena. Pienso en qué es lo que quiero decir con esta escena para pasar a la otra, porque es toda una concatenación de escenas que van a llevarme a algo. Ahora prefiero hacer la escena en un plano, para mí esto es mejor...


Emergencia (2003)

Yo empecé con un corto, Emergencia, que no me gustó, porque tenía un plan determinado y en plena grabación las cosas no salieron como pensaba y tuve que reestructurarlo en edición. En el fondo, me da hasta cierta depresión pensar que es el trabajo que de alguna manera ha tenido un premio y a la gente le ha gustado, pero al final es con el que yo me siento más traicionado porque no era lo que yo quería. Tuve que arreglarlo para que quedara...

¿Qué le reprochas más a ese trabajo?

Es más discursivo pues. He tratado de evitar lo que hice ese corto. En vez de tener una voz en off que dice ‘me siento triste’, prefiero eliminarlo. La música... me encanta la música, soy un melómano, pero a la hora de estructurar las escenas la música tiene que ser decisiva; sino, no la pongo, prefiero quedarme con el sonido ambiental.

Es bien jodido elegir la música que formará parte de tu banda sonora.

Claro, porque dices “esa escena que ya cuenta con determinada cuota dramática le pones una música y sale...” ¡Pero no es tan fácil!

Aquí tenemos esa costumbre de subrayar una escena dramática con música dramática...

Y es un poco insultante ¿no? Porque ya le estás dando todo demasiado explicito al espectador...

El contrapunto musical planteado por los rusos fue un gran salto hacia delante en el mundo del cine...

Es el tema de la música, y el asunto de los planos. Siempre tiene que haber un plano contraplano en una conversación, y me parece que es demasiado televisivo. Y de aquí comienzas a plantear cosas como enfocar un cenicero mientras que el diálogo entre las personas continúa. Si la conversación y el tema está allí, ¿por qué no irte hacia otro lado y comenzar a sugerir otras cosas? Quizás allí hay un nuevo punto de lectura, de alguna manera estás dejando indicios para que, si ves por segunda vez la película, te pueda dar algo.

Mi intención, espero algún día lograrlo, es que si alguien pueda ver por tercera vez una película mía, pueda encontrar algo más. Si es ese tipo de película que ves una sola vez y dices ‘no, ya no necesito verla más’, la cosas no han marchado muy bien.

¿Pero crees que todo esto tenga que ver con la cultura cinematográfica de cada quien? La gran mayoría de espectadores nos acostumbramos fácilmente a los planos cortos del cine industrial y de la publicidad, y nos cuesta conocer otras formas.

Y también es la misma mediatización, las novelas, las series, todos se rigen bajo eso. Dejando al término ‘arte’ a un lado, el fin de las series es tener un rating y una uniformidad de sintonía, pero el cine no...

Por ejemplo, estás haciendo una escena y te preocupas demasiado en la cámara, es una preciosidad el movimiento de la cámara, pero ¿con qué fin? O sea, está lindo, pero ¿y qué…?Estás exaltando los valores de producción que tienes, tu dirección de arte y todo, pero dentro de la esencia de la escena ¿interesa o no? Este es mi gran dilema ahora, digo “quiero mover la cámara”, pero para qué. A partir de esto viene mi gran dolor de cabeza porque a veces es realmente, como dice Godard, una cuestión moral: ¿vas a hacerlo o no?

Primero pienso qué quiero decir con una escena. De allí pienso cómo la llevo al mínimo para decir lo que quiero. A veces uno tiene la vanidad de querer mover la cámara, tratar de darle algún artificio, pero estoy tratando de evitarlo. Y espero tratar de llegar al punto cero de lo cinematográfico.


DETRÁS DEL MAR


Detrás del mar (2005)


Detrás del mar fue hecha de una manera muy casera, muy íntima, por tres o cuatro personas. En cierta forma, no hay presión porque terminas la película, la muestras y, si no gusta, la guardas en tu cajón y punto.

Estoy aprendiendo, busco mi lenguaje, y no me pueden comparar con cineastas de la talla de Abbas Kiarostami, como alguien hizo por ahí.

¿Tú buscas esa intimidad dentro de un rodaje con un equipo tan reducido?

Sí, lo otro es un circo... Me encantaría conservar ese clima, pero con Las cenizas estoy buscando una coproducción y me imagino que debe tener equipo técnico de otro país. Yo quisiera un equipo mínimo; sé que en cine es complicado porque necesitas un foquista y alguien que empuje un dolly.

Con Detrás del mar todos pusimos el hombro y sacamos la cuestión en dos o tres días: Cintya hacía la cámara, yo dirigía, otro amigo se encargaba del sonido... Mientras menos cantidad de gente pueda haber, yo sería feliz, porque siempre hay gente que sobra. Pero estoy muñequeado con la perspectiva de manejar a un grupo grande de personas.

¿Por qué has tenido esa persistencia de trabajar con actores no profesionales?

Trato de evitar el trabajo de mesa. En Cyrus, mi segundo cortometraje, el protagonista sí es un actor profesional, donde él tiene un trabajo corporal en base a sugerencias suyas que se plasmaron en la realización. Es que antes me parecía una cosa importantísima saber qué siente el personaje, cuál es su motivación, pero realmente no siempre es así. Siento que ahora basta decir: “quiero que te levantes, mentalmente cuentes hasta cinco, cojas el vaso que está allá, vuelves, te sientas y te tomas el vaso con agua.” Yo lo que necesito es la imagen corporal. Y en este aspecto Bresson funcionó.

Entonces buscas la automatización del actor, porque Bresson lo que hacía era martirizar a sus intérpretes hasta lograr una frialdad expresiva.

Depende muchísimo del proyecto. En Las cenizas, la historia es un poco más cargada, y sé que voy a necesitar de algo más elaborado porque hay diálogos y ya no puedo buscar la automatización del actor. En Detrás del mar sí me sirvió porque no había diálogo, el único que incluí proviene de una sombra, escena que me la criticaron mucho. Pero creo que la escena está bien, la única forma que encontré para que esta película cobrara dimensiones silenciosas, a parte de los sonidos ambientales, era haciéndola hablada al final.
Cyrus (2004)

Y aquí llegamos a un punto sobre la condición experimental de la película, de lo cual se me ha hablado hasta el hartazgo. En realidad no me interesa lo experimental.

Todo lo que dices lo entiendo como una especie de rechazo a lo que nos enseñan cuando estudiamos cine. O sea, la estructura artistotélica de los tres actos en la construcción del guión, enseñanza que, personalmente, veo como súper ortodoxa.

Clímax, anticlímax, nudo, desenlace. Sí, no está mal. Saber todas esas herramientas es bacán. No digo que las domines, pero conócelas al menos, para luego romperlas. A mí, la verdad, ya me aburre ese tipo de historias, porque siempre sé en qué va a terminar la película, y sé en qué determinado momento se desarrollará el anticlímax, y cuándo viene un giro en la historia, a pesar de que hay muy buenas películas en ese estilo.

En Detrás del mar era entrar un poco al juego pero no para repetir exactamente lo mismo. Me dijeron que en la primera historia de Detrás del mar no había nada… ¡pero cómo no va haber nada! Lo que estás viendo es un registro.

Es lo que suelen llamar, despreciativamente, el cine del ‘no pasa nada’, como calificaron a Los muertos del argentino Lisandro Alonso… pero en una película siempre pasa algo.

Y yo leí algo que me dio risa: alguien dijo que Detrás del mar era el típico cine para agradar al burgués. No sé cuántos burgueses verán este tipo de cine y, realmente, no creo que hayan personas que hagan cosas para buscar agradar a determinado público. Tú haces el cine que te sale de los cojones. Si te sale hacer un cine comercial, te debe motivar hacerlo.

Parece que en un medio como el limeño, cuando quieres separarte de la mancha, te dicen de todo, posero...

Quedas mal ¿no? “De qué te las das”, te dicen... Pero al final, si hay gente que comienza a saltar de un círculo, las opciones se comienzan a agrandar. Entre ese círculo y quien se abrió, hay matices y, como espectador, qué mejor que te den ese tipo de ofertas.

¿Cuál era el principio unificador de Detrás del mar?

Lo que quería era plantear preguntas y no plantear soluciones, dar vuelta a las cosas. En ese momento estaba leyendo El cine trascendental, de Paul Schrader, y me quedé pegadazo al texto en donde se explican tres procesos: la cotidianeidad, la disparidad y la estásis. Obviamente revisé las películas de Dreyer, Bresson y Ozu y otras películas que a mí me gustaron muchísimo. Quería revisar hasta qué punto la dilatación del tiempo hace que pases de la visión –ver, mirar, observar–, a la contemplación de una cotidianeidad donde aparentemente no pasa nada, aunque sí pasa, y mucho. Y no sólo pasa el tiempo sino también cosas internas. Y esto era lo que yo quería para Detrás del mar.

La espera de Ryowa (2004)


Para esta película me volví más riguroso. Habíamos hecho con Cyntia un documental, La espera de Ryowa. En este filme ya se tenían los elementos que expliqué, pero todo estaba amparado en el documental. Estábamos a merced del anciano -el abuelo de Cyntia-, en donde el ritmo se dejó un poco al azar como cualquier documental: el abuelo nos decía lo que iba a ser y nosotros acomodábamos la cámara.

En Detrás del mar no hay una sola escena improvisada. Se me ha acusado el tiempo interminable que duran algunas escenas; sí pues, pero para mí debió durar ese tiempo, que no es sólo el tiempo del encuadre. En la revista Butaca, alguien me dijo que la película podría verse en fast forward, lo cual me pareció súper cómico. Tu vida pásala en FF porque tu vida no es ritmo. Sí, de alguna manera hay muchísima inercia en la existencia cotidiana donde, si te detienes a observarla un poquito, pasan más cosas de las que uno cree.

Hay un plano que repites a lo largo del filme, que son esas ramas contra un cielo aparentemente soleado.

Todo este amasijo de ramas son como las opciones que uno puede tomar en su vida: me subo al carro o no, me tomo un café o no. Pero siempre con esa pequeña luz que se filtra, que es lo que tú crees que es la opción que has tomado. Los personajes de Detrás del mar están siguiendo lo que tienen que hacer; es un tema que, de alguna manera, se relaciona con la tragedia griega, con el destino funesto.

La fecha escogida de un día de noviembre es una fecha al azar. Creo que hay un concepto detrás de la película, que es el de la pérdida. El mar es una de las más grandes metáforas del vacío mismo, para mí, y si está en desenfoque con mayor razón.



Alonso Izaguirre
Continúa...

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Tuesday, July 24, 2007

CORTOS PERUANOS COMPITEN EN EL FESTIVAL DE LIMA

A china el golpe, de Mendoza

PRIMER CONCURSO DE CORTOMETRAJES
Por primera vez el Festival de Lima presenta una sección para cortometrajes, espacio llamado Filmo Corto. Esta es la programación de estas proyecciones.

FILMO CORTO – PROGRAMACIÓN
1er.- PROGRAMA (87 min.)
Viernes 3: CCPUCP – 9.30 p.m.
Martes 7: CC Ricardo Palma – 6 p.m.
A CHINA EL GOLPE
Director: Eduardo Mendoza de Echave
Género: Ficción
Duración: 18 min.
A LA MAÑANA SIGUIENTE
Director: Max Gamero Paredes
Género: Ficción
Duración: 22 min.
DESPUÉS DE OZ
Director: Percy Kiyabu
Género: Animación
Duración: 2 min.
ALEJANDRA, MAESTRA DE ESCUELA
Dirección: Christian Declercq
Género: Documental
Duración: 30 min.
AQUELLA MADRUGADA
Director: Luigi Súmar Albújar
Género: Ficción
Duración: 15 min.


2do.- PROGRAMA (87 min.)
Sábado 4: CCPUCP – 9.30 p.m.
Miércoles 8: CC Ricardo Palma – 6 p.m.
CÍRCULO LEJANO
Director: Vania Escalante Arrunátegui
Género: Ficción
Duración: 30 min.
COFFEE
Director: Nico Saba
Género: Ficción
Duración: 14 min.
EL BESO
Director: Mario Chumpén Espinoza
Género: Documental
Duración: 16 min.
EL CHALÁN
Director: Alberto Matsuura Sonoda
Género: Ficción Duración: 20 min
ERASE UN ACHIS
Director: Justin Touyz y Roberto Barba
Género: Ficción
Duración: 7 min.


El chalán, de Matsuura

3er.- PROGRAMA (81.56 min.)
Domingo 5: CCPUCP – 9.30 p.m.
Jueves 9: CC Ricardo Palma – 6 p.m.

EL DESAHOGO
Director: Gisella Barthé
Género: Ficción
Duración: 5 min.

EL HIJO
Director: Julio Wissar
Género: Ficción
Duración: 25. 46 min.

ELA
Director: Silvia Aguirre Zegarra
Género: Ficción
Duración: 11.40 min.

ELLA
Director: Circe Lora Coronado
Género: Ficción
Duración: 23 min.

ENCENDIDO
Director: Henry Gates
Género: Animación
Duración: 3.30 min.

ENSAYO SOBRE LA ADAPTACIÓN
Director: Ricardo Ayala Rojas
Género: Ficción
Duración: 13 min.


4to.- PROGRAMA (83.15 min.)
Lunes 6: CCPUCP – 9.30 p.m.
Viernes 10: CC Ricardo Palma – 6 p.m.

ESQUIZOFRENIA
Director: David Delgado
Género: Ficción
Duración: 5.46 min.

FALLAS DE ORIGEN
Director: Henry Gates
Género: Ficción
Duración: 2.25 min

FIERROS
Director: Gonzalo Benavente
Género: Ficción
Duración: 12.30 min.

INEVITABLE
Director: Iván D’Onadío Muñoz
Género: Ficción
Duración: 1 min.

LA CASA DE NADIE
Director: Andrés Cotler Avalos
Género: Ficción
Duración: 25 min

LA CLÁSICA
Director: Antolín Prieto
Género: Ficción
Duración: 9 min.

LA MADRIGUERA
Director: David Efraín Torres Aranda
Género: Ficción
Duración: 12.50 min

LOS GIGANTES, ALCIBIADES Y EL BOSQUE DE PIEDRA
Director: Miguel De La Barra Gómez
Género: Documental
Duración: 14.30 min.



5to.- PROGRAMA (81.19 min.)
Martes 7: CCPUCP – 9.30 p.m.
Viernes 3: CC Ricardo Palma – 6 p.m.


LOS ÁLAMOS
Director: Luis Fabricio Rebatta Gutiérrez
Género: Documental
Duración: 9.45 min.


LOS HEREDEROS
Director: Bacha Caravedo Alfageme
Género: Ficción
Duración: 29 min.


MEMORIAS DE SALMO TRUTTA
Director: Cayetana Carrión y Camila Valdeavellano
Género: Animación
Duración: 4.40 min.


NIPÓN 96’, Después del ruido
Director: Jorge Luis González
Género: Documental
Duración: 29.49 min.


ON BETAMAX
Director: Rodrigo Moreno del Valle
Género: Ficción
Duración: 8.45 min.






The light bulb, de Vega


6to.- PROGRAMA (86.10 min.)
Miércoles 8: CCPUCP – 9.30 p.m.
Sábado 4: CC Ricardo Palma – 6 p.m.


PARANOIA DE CLASE MEDIA
Director: Jorge Pablo Quiroz
Género: Ficción
Duración: 21.21 min.


PREJUICIOS
Director: Mario Chumpén Espinoza
Género: Ficción
Duración: 26 min.


RETRO VISIÓN
Director: Mauricio Godoy
Género: Documental
Duración: 7.30 min.


RONY
Director: Yan Belzusarri
Género: Ficción
Duración: 9.10 min.


SAWASIRAY-PITUSIRAY
Director: Mariana Herrera Bellido
Género: Documental
Duración: 7.09 min.


SHEILA, ARTISTA 360 GRADOS
Director: Álvaro Sarmiento Pagán
Género: Documental
Duración: 15 min.



7mo.- PROGRAMA (78.09 min.)
Jueves 9: CCPUCP – 9.30 p.m.
Domingo 5: CC Ricardo Palma – 6 p.m.


UN TAL NACHO
Director: Sergio Barrios
Género: Ficción
Duración: 15 min.


SUEÑOS DE AMERICA
Director: Danny Céspedes Vargas
Género: Ficción
Duración: 17 min.


TARATA
Director: Rocío Espinoza y Silvana Manco
Género: Documental
Duración: 23 min.


THE LIGHT BULB
Director: Marianela Vega Oroza
Género: Ficción
Duración: 10.30 min.


TIEMPO Y DOLOR
Director: Jorge Luis González
Género: Ficción
Duración: 5.24 min.


V. E.
Director: José Luis Castañeda
Género: Documental
Duración: 7.15 min.



8vo.- PROGRAMA (86.30 min.)
Viernes 10: CCPUCP – 9.30 p.m.
Lunes 6: CC Ricardo Palma – 6 p.m.


TRABAJO NOCTURNO
Director: Adrián Saba
Género: Ficción
Duración: 16 min.



Director: Haysen Percovich
Género: Ficción
Duración: 16 min.


UN DOMINGO FAMILIAR
Director: Sergio Barrios
Género: Ficción
Duración: 13 min.


SOMBRA
Director: Mikael Stornfelt
Género: Ficción
Duración: 15.30 min.


VIVIR ES UNA OBRA MAESTRA
Director: Gabriela Yepes
Género: Documental
Duración: 26 min.


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Monday, July 23, 2007

CACHÉ - EL MEJOR ESTRENO DEL AÑO (aún)

Caché, de Michael Haneke (Short Version).- ¿Ese otro, al que temes, tu relación con él, no es acaso lo que define tu humanidad? ¿No eres, también tú, precisamente, ese otro, para los demás? El tema es el de la negación de una historia; personal: colectiva. Porque el centro de esta historia, ¿no es su negación? ¿su estado larvario de no-contado, de no-comprendido? Por eso lo más desesperado de lo silenciado es un chorrete de sangre, una nueva boca, abierta en un cuello inocente, gritando lo que las palabras no pudieron decir. ¿Alegría maligna, o atávica, en ese horrible acto? ¿es que no hay posibilidad de “historia” sin sangre derramada? ¿Dónde estás, civilización, si el precio de nuestra “tranquilidad” se llama la sangre del otro? Si fuera así, jamás habrá tranquilidad, es lo que te dice esta película. Vemos cómo, la vida segura y confortable de una familia se agrieta; unos videos envueltos en unos dibujos infantiles, dentro de una bolsa de plástico, y unas postales, bastarán. Alguien te mira, y mira un dato escondido en tu pasado. Que se irá revelando de a pocos. La pregunta es pertinente, brutal: los países “desarrollados” ¿responderán a problemas gravísimos, que no pueden eludir, porque también son suyos… tomándose una pastillita? (M.C).



Caché (2005), de Michael Haneke
¿Ese otro, al que tanto le temes en el fondo, tu relación con él, no es acaso lo que define tu grado de humanidad? ¿Tú no eres también, precisamente, ese otro, para los demás?
Si te fijas bien el tema es siempre el mismo, el tema es la negación de una historia, personal: colectiva. Porque, el centro de la historia, ¿no es su negación? ¿Su estado larvario de no-contado, de no-comprendido? La imagen exacta de la historia silenciada, sumergida, será un chorrete de sangre. ¿Hay una alegría maligna o atávica en ese acto? Es más (aún peor): ¿hay historia sin sangre? alguien se preguntará. Es la sangre del otro, por mediación simbólica, o, directamente derramada. ¿Dónde está la civilización (es que no está) si el precio de nuestra tranquilidad aquí es la sangre del otro?


La vida segura, protegida, cómoda, burguesa, mira cómo se agrieta. ¿Cuántos esclavos moribundos sostienen el edificio de las sociedades del bienestar? ¿El truco no consistirá en no mirar bien para no ver que estás dentro de una burbuja? Unas cuantas cintas de video, unos cuantos dibujos de trazos infantiles, suministrados en momentos precisos, bastan para que la historia escondida y negada se apodere de todo.
¿Quién te mira? O: ¿cómo le devolverás la mirada a tu propia conciencia que te acusa? ¿Quién te mira? ¿Quién entiende tu propia historia central y secreta mejor que tú mismo? Arrojándotela en plena cara.
El enigma es por qué odiamos, o somos incapaces de amar, de conocer de verdad al otro. Suena ingenuo, ya sé. Mejor. La película avanza en una sucesión inevitable de diálogos, frágiles, rotos, imposibles o casi imposibles.

¿Cómo asumir sin pastillas (y similares) nuestra curiosa condición de habitación llena de fantasmas, nuestra mala conciencia de tratar al otro como si fuera menos humano que nosotros? De usarlo, minimizarlo, pulverizarlo. Como si no tuviera el mismo derecho a la existencia que nosotros. El otro es el peligro de que descubramos que no somos lo que creemos. Si no somos demasiado pobres, siempre podemos aturdirnos de buena vida.
Haneke logra limpieza quirúrgica, nos da el aire, la distancia, la fija quietud, para observar espectáculos de devastación interior, lenta, acelerada, consciente o inconsciente, poco importa.
¿El que no es tu doble, el que no es tu propia querida imagen en el espejo, es tu enemigo?
La solidaridad entre los hombres no es una utopía, es una necesidad real que la “ideología del egoísmo ilustrado” niega con cotidiana y sorda ferocidad. Haneke, fiel a su proyecto, contempla desintegraciones esta vez acaso menos perceptibles que en otras de sus películas, descorre el abismo de la parálisis moral con total lucidez.
Su “pesimismo” nos ayuda a mirarnos con menos ilusiones, pero más conscientes del horror del mundo, que no es otra cosa que un reflejo de las fuerzas que habitan en nuestro interior. Solo que Haneke no hace del cine otra pastilla.



Mario Castro Cobos

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Sunday, July 22, 2007

EL CINE TRASH, según el Dr. Vértigo (2da parte)

Segunda parte de la conversación que sostuvimos con el Dr. Vértigo, a raíz del debate que tuvo con el crítico de cine José Carlos Cabrejo. Vale la pena hacer dos anotaciones: Primero, se entiende la mirada desconfiada de Vértigo sobre aquellos que incluyen bajo el mismo concepto (cine bizarro) a películas tan disímiles como las realizadas por Buñuel y las realizada por el matrimonio Findley -mencionado líneas más abajo-, solamente por ser films extraños, de tratamientos inusuales en su momento.
Es la queja que cualquiera escucharía de un estudioso de filosofía cuando alguien confunde metafísica con teología o, al indicar de Ortega y Gasset, creer que el término poesía se aplica igual para Homero y para Verlaine. Y, dicho sea de paso, también hace bien en desconfiar de aquellos que para expresar una idea, se justifican en lo pensado anteriormente por un "intelectual", como acabo de hacer con Ortega y Gasset (para defender mi posición no necesito de un apoyo intelectual y, sin embargo, rezago de escuela, lo hago).
De otro lado, pensar que un crítico debe ceñirse a evaluar la película como objeto cerrado, autónomo, desde su primer cuadro hasta el último de sus créditos y nada más -como defiende Cabrejo-, es una posición que no solamente parece frenar cualquier entusiasmo cinéfilo, sino que bien visto resulta inconsistente si pensamos que, a menos que su fin sea solamente pasar el tiempo, una obra nace y regresa al contexto particular donde pertenece, proyectando sentidos que van más allá de lo que el entendimiento del empeñoso crítico pueda alcanzar.
Por ejemplo, uno puede disfrutar a solas, tranquila y apaciblemente, siguiendo los gustos personales, del film Caché, de Haneke. Sin embargo, el análisis encontraría nuevos sentidos, más allá de sus gustos, si el crítico conociera el trasfondo de la relación Francia-Argelia. No digo que disfrute más la película, sino que la riqueza de interpretaciones aumentaría seguramente. Me pregunto si la siempre mencionada El triunfo de la voluntad, de Riefenstahl, hubiera causado el mismo aparente placer en caso de ser una obra completamente ficcionada, lejos del contexto nazi -y no sabiendo que la multitudinaria disciplina alemana era real y, por lo mismo, aterradora-.
En todo caso, el Dr. Vértigo parece tener un romanticismo exacerbado con las películas basura y, como cualquier cinéfilo, tiene derecho a defenderlo, así como cualquier crítico tiene derecho a interpretar, conceptualizar y esquematizar las obras de su interés a su interés. Con justificación, claro.
Fernando Vílchez R.
*
Flesh, la trilogía del matrimonio Findley
Siempre he sentido que el mal cine es, y tengo contrajejemplos que contradicen lo que te voy a decir, es un fenómeno muy americano. El mal cine comenzó a existir a medida que el cine se hacía espectáculo de masas. No se puede hablar de mal cine al principio, los primeros años, cuando el cine aún era un espectáculo populachero y el medio estaba probando cómo se iba a expresar y a qué público iba a llegar.
Pero a medida que el cine empezó a hacerse espectáculo, apareció la censura en Estados Unidos, y empezó a aparecer gente que se preguntaba cómo hago plata sacándole la vuelta a la censura. Entonces ahí fue labrando su carácter el mal cine. Digo esto porque estoy tratando de encerrarlo en un acto: la reversa a la gran industria, estéticamente, económicamente, físicamente. No circulaba por los mismos circuitos. No era pornografía. Era una pandilla a veces criminal que se reunía en las calles y a veces una misma película tenía rollos con desnudos y a veces cerraban el teatro y proyectaban todo esto. Y además mezclaban striptease con cine, así que imagínate el espectáculo. Algo, ahí sí, bizarro.

Yo voy a ver estas películas con angustia. Con la angustia con la que vas a ver una película de terror, por ejemplo. mis favoritas son las de temática sexual, la mayoría de los sesenta. Como las películas de un matrimonio, Michael Findlay y Roberta Findlay, que hicieron la tendencia más cruda y más desagradable del cine sexual. Mezclaban mucha violencia con el sexo. Hay una trilogía que es un recague de risa: Flesh. Se trata de un tipo que es atropelado en la calle, pierde un ojo, se queda una silla de ruedas y el resto de esa película y las otras dos películas se dedica a matar mujeres. Y de la manera más absurda. Esas películas me gustan mucho.

El público de las películas trash era una especie de población marginal, que también era llamada “la brigada del abrigo”. ¿Quiénes son? Los hombres que iban con abrigos al cine para poder masturbarse viendo las películas. Además, en esos cines había prostitución, como ha sucedido con algunos cines de Lima. Los productores de esa porquería de películas no conseguían actores para esas películas. Se notaba que no eran actores y no sabías si eran chicas que se divertían un rato haciendo esas estupideces o qué. No eran gente normal. O sea, eran normales, pero no eran personas comunes y corrientes. Eso me parece encantador de las películas.


Quentin, hombre de culto


En el debate que sostuvimos, Cabrejo dijo que él solamente analizaba las películas sin tener en cuenta lo externo a esa obra. Decir eso siempre es falso porque en ningún caso los críticos dejan de reaccionar emocionalmente en un nivel a la vida del cineasta ni en el contexto en que se sitúa su película. ¿Crees que hacer Roma, Ciudad Abierta ahora sería igual a hacerla cuando se hizo?” Rossellini cobró una importancia fundamental también porque existió una cercanía entre Ciudad Abierta y la presencia alemana en época de guerra. Era un tema sensible, evidentemente. Es falso que no haya crítico que reaccione a lo que rodea a la película. Como sea, a mí sí me interesa mucho saber sobre los cineastas y saber en qué ambiente se proyectó la película en cuestión.

Si los críticos intelectuales ahora valoran estas películas... no sé. La palabra clave de eso está en una palabra que usó el crítico Cabrejo: “por si acaso nosotros, los críticos, hace tiempo que estamos al tanto de esto y, es más, hay libros serios que tratan el asunto”. Ese es un problema para mí. Han tenido que aparecer libros “serios” de críticos convencionales, que tratan con una limpieza este cine, buscando definiciones académicas para no quedar ridículo viendo esas películas.

Y no solamente eso, la cultura pop ya ha asimilado lo feo, lo grotesco, y ha convertido esto en producto y además lo adocenta. La consecuencia: ahora se habla del cine “bizarro”. Por eso desconfío el 99% de las intenciones de las personas que ahora se ponen a analizar o elegir sus escenas de cine “bizarro” o de “cine de culto”. Ahora cualquier cojudez es “cine de culto”. Hasta Los 4 fantásticos puede ser una película de culto ahora. Los críticos consideran muchas películas de la industria como “cine de culto” cuando jamás una película del mainstream va a ser una película de culto.

Originalmente, la película de culto no vencía sus límites. Tú podías conocer a las veinte personas que la veían -y posiblemente sabías que en otra parte del mundo habían otras veinte personas-. Cuando esto empieza a crecer, uno empieza a desconfiar. Yo cuando vi las películas, ingenuamente, me dije “pero qué cagada esta película, pero qué divertida". Así es como se veían estas películas. No las veías porque alguien te decía “oye, esto es basura, pero es interesante”. Ahí empieza mi duda. Y ahí empieza a crecer el número de espectadores y deja de ser una película de culto.

Es debatible creer que un cineasta desea que lo vean millones de personas, porque hay gente que hicieron -y hacen- películas que, por donde las veas, no van a llegar más allá de veinte personas. Para mí, una de las premisas de una película de culto es que no hay una intención de crear una película de culto. Al crearla, no existe la intención de hacer algo comercial ni chocante para ser visto por mucha gente. Son películas que poca gente las recuerda y mucha menos gente les tiene aprecio. Entonces, cada vez es menor la gente que la va a ver, pero son personas que la van a ver más intensamente. Por eso, cuando llaman ahora el cine de Tarantino como un cine de culto, me pregunto: ¿cuándo ha sido desconocido Tarantino? Ese señor jugó todas sus cartas a la fama desde el principio. Mainstream total. Reservoir dogs es una estupenda película, pero es de la industria. Y de ahí, cada vez más arriba. Su intención ha sido así.



Waters, el más popular

John Waters no es así, su sistema de institucionalización no arrancó ahí. Él llevaba largo tiempo con su banda de locos alrededor, pasando sus películas de pueblo en pueblo. Él quería hacer comedias americanas. Y las hizo. Sus películas son comedias americanas pero tan retorcidas que el pueblo americano no las veía sino la veía otra ente. Y luego, él ha seguido un camino. En algún momento dijo: “ya no está el circuito underground donde yo me movía, ya se terminó. Para bien o para mal me hice conocido. Todas las porquerías que pude decir, como poner aun gordo comiendo caca, ya las hice. ¿Qué sigue? Seguiré haciendo comedias. Ya no tengo que venderle a la nueva productora las porquerías que hice, ¡porque ya las hice!”


Él decía que luego de Pink Flamingos él tenía que luchar contra el logro de porquerías. Su extremo de suciedad era imposible de superar. ¿Qué podía hacer después de eso? Despedirse de lo que había hecho y pasar a otra cosa. Se jubiló de la porquería y pasó a trabajar con Hollywood de manera consciente. Ahora, que las funciones de Barranco se llenen, ya es pintoresco. Hoy, las películas trash son pequeñas moditas, movidas temporales, chiquilladas que no duran muchos años.

La pregunta es ¿cómo se interesa la gente hoy por esas películas? Recuerdo haber encontrado una entrevista a John Waters justamente sobre su primera película normal, Polyester. La revista me la prestó un amigo: era una la revista sobre buen cine, cine fino y de pronto aparece una nota sobre John Waters. Es que hoy a los jóvenes se les educa para captar esas películas. En los sesenta había gente que las veía con otra intención y a los intelectuales que iban al cine, que se cultivaban con otras películas, no tomaban en serio estas películas. Era una curiosidad, y eso. Era como ver Risas y Salsas. Era como ver la televisión más pobre.
Dr. Vértigo
Primera parte en:

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