LA CINEFILIA NO ES PATRIOTA

DEDICADO AL CINE PERUANO QUE AÚN NO EXISTE

Saturday, September 09, 2006

MARIPOSA NEGRA


El (d)efecto Mariposa
por Mario Castro Cobos y Fernando Vílchez


"Nada se atreve a elevarse.

En ninguna parte una torre."

R. M. Rilke


MCC: Ya que no me parece una mala idea la de citarme a mí mismo, les contaré que en el N.10 (Agosto 2006) de la revista de cine godard!, para ser preciso en el Dossier sobre el Décimo Festival Elcine, escribí lo siguiente sobre Mariposa Negra (pág 32):


Mariposa negra, de Francisco Lombardi.
"Nuestro gran cineasta costumbrista nos desconcierta para siempre con su primera película lésbica. Su costumbrismo, de manera por completo inesperada, se ha refinado extrañamente hasta el paroxismo en la mala parodia de sí mismo. Un buen día, una chica cuyo novio juez ha sido asesinado, tiene una genial idea: asesinar, como acto de venganza, al mismísimo Montesinos. No es broma, aunque parezca. Diálogos aterradores, guión de ingenuidad incomprensible, trayectorias previsibles de la historia, trasciende los límites de la mera comedia involuntaria. Según el director, la copia vista en la noche de la inauguración no es la definitiva. Recemos porque sea así. Retroceso alarmante en la carrera de Lombardi."

La cita no es porque ésta sea necesariamente la opinión o juicio más lúcidos al respecto, pero lo que siento es que no he cambiado de parecer. ¿Qué piensan ustedes sobre esto?

FV: A mí, Lombardi como personaje no me deja indiferente en absoluto. Lo quieran o no, él debe ser el director más importante del cine nacional desde hace un par de décadas: hacen retrospectivas de su obra en otros países, ha sido jurado en diversos festivales y, no lo nieguen, si hacemos una lista de las diez mejores películas peruanas de todos los tiempos, deberían aparecer al menos tres de las suyas. Personalmente, con el mediometraje Los Amigos, que apareció en Cuentos Inmorales, y sobre todo con La boca del lobo, Lombardi me emocionó bastante y lo confieso sin rubor. Claro, no es lo que ahora todo el mundo llama "cine de autor", pero sí ha demostrado en algunas ocasiones ser un director de oficio. Y, repito, no tengo dudas de que es el director más poderoso del medio. Eso, como sujeto.

Ya otra cosa es su cine. Hace mucho que ha dejado de emocionarme su actividad. Saber que estrena una película no me emociona y esto empieza cuando se dedica únicamente a frívolas adaptaciones de libros más frívolos aún. Y con Ojos que no ven, al verlo subirse a la moda de las historias corales, pensé que ya este señor no tenía mucho que ofrecer, aunque benévolamente concluí que aunque uno no lo desee, en una filmografía más o menos vasta, siempre existe la posibilidad de hacer películas olvidables... de vez en cuando.

Pero al encontrarme con Mariposa negra su cine confirma que no está sufriendo un tropiezo sino hace rato que se ha estancado en una ociosidad perenne de la que, parece, él mismo no quiere salir. Ese gusto en Los Amigos por desarrollar personajes interesantes, ya no se ve. Esas ganas en La boca… de ocultar las cosas, han desaparecido. Su voz en off, en lugar de ser una marca registrada, suena más a recurso gastado. Es más, amenaza con cerrar su trilogía sobre la década corrupta, otra vez adaptando un libro del señor Cueto (otro responsable). ¿Es posible aceptar esto tranquilamente? Un señor cuestionado por la prensa en sus manejos como dirigente deportivo nos quiere hablar sobre la corrupción del país. Y tocando a Montesinos, pero no a Fujimori, además. No me lo trago.


MC: No siendo ni juez ni fiscal ni psicoanalista diré que Lombardi tiene derecho de hacer películas sobre el tema que quiera cuando quiera y como quiera. Ahora, si el personaje de niña-mujer justiciera que representa, debemos creer, el tema que lo obsesiona para trilogía, y que tortura su sensibilidad moral, por qué será entonces que resulta tan ridículo y tan fuera de caja, me pregunto yo. ¿A qué se deberá? Entonces, el "vamos a tratar un tema importante, aunque no tengamos una idea muy clara de cómo tratarlo" se siente ahí muy fuerte, sin que uno sea telépata.

Yo amo el cine. Esta confesión tan simple no es ridícula. Así como en un acto de escepticismo y de fe renovada y masoquista, cuando uno va al estreno de una película peruana, se debate entre un ¡oh, dios, una película peruana otra vez, no! y un ¿y si esta vez se produce el milagro por fin? No sé, si equivocadamente o no (veré de nuevo Mariposa negra, por supuesto), creí por un momento que se estaba armando algo interesante. Tal vez esto es lo que me quiso decir Lorena Cancela, crítica argentina, al mencionar un nexo para mí exótico de la Mariposa con el cine de Atom Egoyan (Lorena también se refirió con interés al tema de lo que ocurre con las dos mujeres dentro de la película).

Igual que cualquiera, prefiero ver una película buena que una mala. Y casi siempre, luego de ver una película peruana, me siento como esos tipos que siempre se enamoran de la mujer equivocada, de esa que no los puede amar y que los hará sufrir. Amar el cine, me incapacita casi físicamente para amar el cine peruano. Me practico una autocrítica, la de haber caído a veces (pero menos que otros, me parece) en el juego de "rescatar lo positivo", que lleva a inventar incluso qué rescatar, cuando parece claro que todo, o casi, está muerto, y lo único que se pueden rescatar son los cadáveres. Como dije la noche de la presentación del n. 10 de la revista godard!: nunca el cine peruano me pareció tan malo como ahora, después de haber visto las mejores películas del Nuevo Cine Argentino...

En esa onda, Lombardi me parece el cineasta-símbolo de un grave problema. Les confieso que hasta ahora me da insomnio cada vez que recuerdo que el stablishment crítico peruano eligió el 2003 como mejor estreno comercial del año a Mystic River, de Clint Eastwood. Ese mismo año se estrenaron dos películas extraordinarias en el Perú, a saber: Exótica, de Atom Egoyan, y Mulholland Drive, de David Lynch. Es una obsesión que probablemente me persiga por el resto de mi vida. ¿Tan burgueses son nuestros críticos que no oyeron lo que le estaban gritando estas dos películas, de hecho más complejas, aunque menos "realistas"? Ese es el fondo del asunto para mí. Aun la mejor película de Lombardi trata más del "realismo" que de la realidad sentida como ese misterio del ser y del mundo, que exploran las mejores películas que se han hecho en la historia del cine.

Creo que Lombardi representa por estos lares esa tendencia o escuela o ideología. Ese dizque realismo, o realismo filtrado por las estructuras del cine de género made in Hollywood.


FV: Evidentemente el problema va más allá de Lombardi y su cine. Permítanme una sencilla analogía deportiva: la inacabable crisis del fútbol peruano no es solamente el entrenador conservador o los jugadores apáticos. También tienen mucha responsabilidad los dirigentes desadaptados, la prensa irresponsable, el hincha nervioso, los árbitros misteriosos, la Federación amarrete y hasta el recogebolas criollo. Es un todo que ha resultado imposible de descifrar durante décadas y que nos obliga a replantearlo todo de nuevo. El deporte, la cultura, la política, las ciencias sociales, cada área parece que ha llegado a un punto donde se hace necesaria la ruptura casi generacional, sobre todo cuando muchos íconos actuales de nuestro país a quienes se les llama fácilmente "especialistas", "analistas" o simplemente "líderes de opinión" en cualquier diario, son personas que simplemente han hecho fama y se han tirado a la cama. Y encima, roncan demasiado.

En la mesa redonda que hicieron acerca de Mariposa Negra, ustedes podían ver a nuestros notables de la cultura echándose flores como hippies. Primero, Lombardi, quien deslizó una semejanza entre Mariposa Negra y Persona, de Bergman. O sea, en su cabeza pululaba la equivalencia “Liv Ullman es a Bibi Anderson como Melania Urbina es a chica de Así es la vida.” Alucinante. A su lado, el escritor Alonso Cueto estaba feliz con la adaptación de su novela, una obra bastante pobre en realidad (cualquiera que la haya leído incluso puede estar de acuerdo con que el final moralista que tiene el libro es incluso peor que el final de la película). Cerca, el psicólogo Jorge Bruce parecía excitado hablando sobre la senda del mal, la ascesis, la represión y por poco sale con Eros y Tánatos (¿o lo hizo? Ya ni lo escuchaba). Más allá de sus básicos conceptos hay que preguntarle a Bruce: ¿qué película vio? Sobre Giovanna Pollarolo no diré nada, solamente espero que a este tipo de cine le dedique su poemario La ceremonia del adiós.

Entonces... el asunto es, volviendo a la película, no amargarse porque la película es mala por tal o cual razón, sino tratar de ponerla en su contexto. Es decir, hablamos de una obra "cultural" que aparece en una sociedad hambrienta de logros, dirigido a un público que aplaude lo primero que se le pone, apoyado por una crítica que, de antemano, busca "lo rescatable". Es lo que tenemos y no hay más. O sí hay: compramos películas en Polvos Azules, vemos lo que se hace en otros países y entonces ya no podemos resignarnos a lo que nos toca. Luego de eso, aplaudir el cine nacional es como regresar a la caverna de Platón y pretender vivir contento en medio de las sombras luego de haber podido apreciar el sol. No se puede. ¿Qué hacer? La pregunta de Lenin. ¿Hablar del guión, de las actuaciones, de la voz en off? ¿Le escribimos una carta al señor Lombardi? ¿O hacemos como si nada?

MC: La crítica de cine aquí ignora de hecho lo que podemos llamar la crítica cultural. Una película, por más ficción que se pretenda, dialoga con su sociedad, tiene una relación complaciente o crítica con respecto a ella. Y la última película de Lombardi, a menos que uno sea definitivamente idiota o juegue a serlo, no refleja la realidad peruana: lo que refleja, a gritos, más bien, eso sí, es su incapacidad para reflejarla.


Nuestra amiga Viviana está molesta. Ha decidido responder escribiendo un pequeño texto.


Devuélveme mi plata

Si abordamos Mariposa Negra como un producto por el que uno paga con la expectativa de obtener un mínimo de calidad, creo que podemos encontrar razones de sobra para sentirnos estafados. Hay que admitirlo, no se le puede pedir mucho, pero por lo menos podíamos haber esperado respeto por parte de su realizador.

Es mortificante el tono decididamente chapucero que Lombardi imprime a toda su película. Y no es solamente su esterilidad creativa lo que más molesta, sino también el desgano y la ligereza que están en el fondo mismo de la obra, cuyo argumento no sólo peca de ridículo, sino sobre todo de inverosímil. Los diálogos solemnes, los arranques emotivos desproporcionados de su protagonista, las melodías dulzonas que preceden sus apariciones (como para recalcarnos su inocencia), las locaciones alucinadas (un diario chicha frente a un parque casi sanisidrino ¿qué es eso?): son recursos que parecen sacados de una mala telenovela.

Pero también están los artificios fáciles y la incapacidad del director para construir atmósferas de tensión, inteligentes y sutiles. ¿Acaso no es patético el momento en que la protagonista anuncia a su amiga su decisión de matar a Montesinos? Este anuncio debiera ser lo suficientemente contundente y prescindir de adornos contextuales como los que se ven en la reacción de su interlocutora y en el diálogo insípido que le sucede. Otro clásico: la toma en que aparece el perfil atemorizante de Montesinos a través de una puerta entreabierta donde está reunido con un grupo de militares. Por favor, más autoridad tiene Condorito disfrazado de comandante en una fotocopia. La sala estalla en carcajadas. ¿Era esta la intención, Señor Lombardi? Me pregunto por qué no se toma más tiempo en trabajar sus personajes y los contextos en los que se presentan. ¿Por qué todo tiene que ser tan burdamente evidente y apresurado? ¿Por qué esa voluntad de darle al espectador cosas ya digeridas y con mínimas posibilidades de develar algo?

Exijo la devolución de los 12 soles que pagué por la entrada. No me parece justo que uno entre a una sala de cine y reciba semejante cachetada. Creo que Indecopi debería intervenir y obligarlo no solamente a cumplir con el reembolso, sino también a otorgar una indemnización por el tiempo mal invertido.

Viviana Quea Acosta
Nro Cta: 0887029551- Ahorro Soles - Banco Wiese

MADEINUSA EL INICIO


MADEINSPAIN
Crónica del mes

I


Noticias de Internet. Cuando empezaba a leer sobre Madeinusa fue imposible no emocionarme: desde que era solamente guión, ya empezaban a llegar premios desde La Habana y todo pintaba bien. Bah, no era para menos: una ópera prima que es aplaudida por la crítica en Rotterdam ya equivale a casi toda nuestra cinematografía. Además, cuando me entero del argumento del filme -confieso con la mirada baja- se me hizo agua la boca: En un pueblo de los Andes todo está permitido mientras dure la Semana Santa; un acto usualmente considerado pecado el resto del año (imaginen el peor) está completamente permitido y hasta celebrado entre el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Todo vale. Dios no puede vernos, está muerto y sin necesidad de Nietzsche. Jo, a quién no le va a interesar esta película.

II

XXI Festival de Mar del Plata. Acompaño a un amigo a la presentación de su película, una cinta peruana llamada Detrás del Mar. Él está feliz por la selección, pero apenado porque compite contra Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas, y bueno, no hay mucha opción frente a ese sujeto. Termina el Festival, salen los jurados, entregan sus veredictos y resulta que no gana el mexicano -tampoco mi amigo- sino que el premio a Mejor Película Latinoamericana se lo lleva la peruano-española Madeinusa. Le piden a mi amigo que -ya que es peruano también- reciba el premio en representación de Claudia Llosa. Sube al estrado, foto con la Pocahontas peruana, baja, devuelve el premio... Todo transcurre muy rápido y al final de la ceremonia el presidente de ese Jurado se nos acerca y nos felicita por Madeinusa, tan extraordinaria película.

III

Revista Butaca. Justo antes del Festival de la Católica llega a mis manos un nuevo número de la revista mencionada con algo extraño: una inusual cobertura sobre Claudia Llosa, diez páginas para una entrevista alucinada. La directora habla de Lacan, del falo perdido, de su antigua criada que hablaba mal el español. Gustavo Buntinx, el entrevistador, la compara con Arguedas y habla de la película como la Barry Lyndon de los Andes, o casi. Contra mi voluntad termino de leer, no porque la entrevista no me interese, sino para no crearme demasiada expectativa. Psicoanálisis, artes plásticas, religión… Cuando empiezan a vender las entradas para el Festival, Madeinusa es una fija en mi presupuesto.

IV

Cineplanet Alcázar. La película acaba de terminar. La sala empieza a desperezarse y algunos aplausos suenan desde abajo (yo estoy prácticamente debajo del proyector, ante la inevitable cantidad de público que ha llegado a la sala). Me siento confundido, estafado. Pienso que me han vendido gato por liebre. No quiero caer en el juego de preguntar la opinión a los que están a mi lado, sobre todo porque no los conozco. Una amiga mayor, científica social infaltable en eventos de este tipo, se me acerca mientras bajo las escaleras y me pone una cara de desesperación... Vaya, si mis conclusiones son las de ella, estoy por mal camino. Pero no pues, no es la película que esperaba y aunque busco explicaciones en mí, en La Habana, en Mar del Plata, en Gustavo Buntinx, no las encuentro... Aunque en Buntinx la encontraría luego: me cuentan que su esposa es responsable de la “conceptualización visual” en Madeinusa. Ah bueno, sin desearlo Butaca termina siendo algo así como El Comercio halagando las series de América TV. Autobombo familiar. Pero ¿y la crítica de Rotterdam, en Sundance? Hasta a los chicos de godard! les encanta la película ¿Qué me pasa a mí? ¿Son las consecuencias de ilusionarse demasiado? ¿Será que no vi la perversión que esperaba? ¿O será que no he cenado?

V

Conferencia en el CCPUCP. La veo sonreír, saludar, arrocharse. Es simpática. Claudia Llosa coge el micrófono y no lo suelta. Los moderadores apenas hacen dos o tres preguntas y ella se explaya sin que nadie la pare. Me parece que todo el mundo ha visto otra película menos yo. Escucho lo que dice y me dan ganas de preguntar dónde estuvo todo el caos que se venía anunciando, que personalmente esperaba y que nunca llegó. Sí, es cierto: la historia de la Semana Santa es atractiva. También es cierto: los colores son vistosos. Tienen toda la razón: es un mérito que sean actores no profesionales. No hay duda: no se echa esa insoportable mirada limeña a los Andes como suele pasar siempre. Todo eso es cierto. Pero una historia no hace una película. Ciertos detalles más parecen una moda o un rezago de la publicidad que una propuesta íntima. Y aunque no sea la mirada limeña, el mundo andino es visto con los ojos del extranjero, del turista “vivencial” que encuentra moooostro el exotismo religioso, el misterio de la coca y el idioma quechua. Como si fuera poco, luego de usar referencias concretas, se nos dice –otra vez- que todo es ficción. Que se trata de Macondo. Claudia Llosa no deja de hablar y aunque es simpatiquísima y todo, su película dista de ser lo que todos siguen diciendo y nada. Confundido, abandono la charla, el local, el distrito, y me encierro en un cine barato para ver exotismos de otros continentes.

VI

Calle Reducto. Por cuestiones extrañas, llego temprano a la conferencia de prensa de Madeinusa. De hecho, soy uno de los primeros y eso me permite contemplar cómodamente la manera en que han convertido un jardín miraflorino en un simpático escenario folclórico: telares andinos sobre las bancas de prensa, choclos con queso en la mesa de bocaditos, Flor de retama suena en los parlantes y el último número de la revista Butaca está regada sobre todas las mesitas, a manera de folleto de prensa. Por radio, la organización coordina con el bus que trae a los críticos locales de Larcomar –donde fue el preestreno- para que cuando lleguen, unas pequeñas los reciban cantando Tiempo santo. En efecto, a los pocos minutos llega el pelotón y las niñas afinan. Todo se llena, Magaly Solier saluda en quechua, las primeras fotos, Claudia Llosa sonríe y hace notar que es un día soleado. Las pocas preguntas que cuestionan la película son hechas tan cuidaditas, tan formalitas, que la directora responde feliz. Me lleno de dudas. Al final de la conferencia me acerco hacia ella y le hablo de este blog, de las críticas que tenemos, de la necesidad de un diálogo real entre críticos y cineastas, aún inexistente. Ella sonríe, me guiña el ojo y me da su correo electrónico. ¿Eso significa que sí, que aceptas una conversación sobre tu película, Claudia? Ojalá que sea así. Claro... de más está decir que, si llega el momento, no te preguntaremos por las anécdotas del rodaje. Lo sabes muy bien.

Fernando Vílchez Rodríguez


* * *


LO VALIOSO DE SER POBRES

La pobreza es un buen negocio y cada vez son más los que se dan cuenta, en especial quienes viven fuera de ella. Y claro, resulta más vendedora cuando se estiliza, se reviste de exotismo y se enmarca en un discurso de reivindicación histórico – identitaria. Estamos advertidos: hay que ser diferentes, y qué mejor si de paso podemos mostrarnos como socialmente sensibles, total está de moda, el mercado lo pide y las respuestas parecen multiplicarse.

Probablemente las más evidentes provengan de las artes plásticas: en la pintura, el grabado, la escultura, la fotografía, obras plagadas de mensajes panfletarios y clichés reivindicativos sobre nuestras diferencias. En los casos más extremos, vemos a una alucinada y ciertamente creativa comparsa de artistas plásticos extasiados con la iconografía de “lo popular”. Y de pronto, como si se tratara de un milagrito de Sarita Colonia, asistimos a una revaloración de los elementos que el sincretismo andino – hispano ha creado, las expresiones mestizas y la estética kitsch se combinan para revelarnos algo novedoso, colorido y estridente, que pretende validarse como auténtico. Santa Rosa de Lima, Chacalón, un chofer de combi y hasta el Señor de los Milagros son afirmados como las nuevas vedettes del arte contemporáneo, rodeados de flores, velitas y demás condimentos.

¿Y qué pasa cuando esta fascinación estética se mezcla con una visión inflamada y sensiblera del mundo indígena? Entonces nos encontramos con Madeinusa, el más reciente potaje novoandino, a la vanguardia de un movimiento costumbrista que encuentra su justificación en el marco de la reivindicación de estos “temas sociales” ligados a la realidad rural, nunca tan vigentes como hoy en el discurso mediático, político y comercial.

No creo que sea oportuno sonreír ante Madeinusa, aunque considero mezquino no reconocer los enormes méritos técnicos que ostenta y algunas acertadas decisiones de dirección. Aplaudo el esmero de la producción, el trabajo con actores no profesionales (que considero absolutamente pertinente), la impecable dirección artística y la fotografía. Sería de un cinismo imperdonable negar la tremenda potencia visual de la obra. El problema está en que aquí precisamente empieza a viciarse. En el fondo de su propuesta subyace un abuso de las formas, ya que en estas reposa el mayor peso del argumento, el cual, evidentemente, termina por opacar su pretendida profundidad. Y esto sí que es una pena ya que si vamos a las cuestiones de fondo, que son en realidad las más llamadas a perdurar, lo poco que encontramos se diluye en la espectacularidad de la puesta en escena.

Madeinusa recrea un universo que si bien es ficticio, se apoya fuertemente en elementos concretos del mundo andino y que evocan todo un imaginario reconocible, el cual es abordado de una manera utilitaria, distorsionada y simplista, como quien usa un decorado bonito para representar una obra de ficción, sin tener en cuenta los elementos que componen ese decorado ni por qué están ahí. La nostalgia por el mundo andino y la mirada externa sobre éste, representada en el personaje de Salvador, imprimen un sabor exótico que nada tiene que ver con la exploración de los procesos internos de los personajes en torno al tema de la religión y del incesto ni de la “difusa frontera entre el deber aprendido y el deseo instintivo”, que entiendo además, fue la intención original de su realizadora. Lamentablemente, pese a su enorme potencial de cuestionamiento, estos detonadores asoman con timidez y no pasan de ser detalles casi anecdóticos que terminan por perderse en la fastuosidad visual para ubicarse en un infeliz plano secundario.

Madeinusa nos lleva en una dirección incierta, pues la experiencia estética sirve de pretexto para entrar en un mundo diferente, reconocible pero transfigurado, a través de una sucesión de situaciones inconexas, provistas de dudosas cargas simbólicas, impregnadas de esa urgencia empalagosa por marcar las diferencias de este mundo imaginario. Pero, ¿qué nos queda de esta obra? La experiencia turística, el souvenir audiovisual, el agregado de instantáneas fotográficas de elementos andinos dispuestos con una clara vocación decorativa, y por lo tanto, grosera. Hasta el quechua resulta un complemento ornamental.

Al igual que una película de época, Madeinusa se apoya en locaciones que puedan maximizar sus cualidades espectaculares: ángulos en picada, planos –secuencia y composiciones que evocan cuadros de la escuela cuzqueña y de la pintura indigenista. Pero Madeinusa no es un cuadro, es una película, y por lo tanto hubiésemos esperado algo más que eso. Originalidad, finura, profundidad, pero no. Se privilegia la experiencia plástica, lo cual no está mal, es una opción bastante válida, pero digamos que tampoco es suficiente por sí sola para hacer una obra completa.

Madeinusa demuestra que la magnificencia, la potencia visual y los méritos técnicos tal vez sí alcancen para darnos una película “bonita”, o una instalación que merezca el ambiguo calificativo de “interesante”, o tal vez y con mayor justicia, para producir un ingenuo tributo a una realidad que se utiliza como escenografía, pero que se desconoce en profundidad. Bonita postal, excelente propaganda y un puntazo para Promperú.

Viviana Quea Acosta

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X FESTIVAL EL CINE


LOS GANADORES DEL FESTIVAL

Días de Campo (Raúl Ruiz, Chile)
Premio de la Crítica Cinematográfica Internacional
Aquí, todo es posible. Y todo se cruza. Y convive. Imaginación con Realidad. Presente con Pasado. Surrealismo con Clasicismo. Buñuel con Borges. Linealidad y Laberinto. Lucidez y Ensueño. Giros. Imprevisibles. No hay manera de adivinar qué sigue. El mundo es un juego, una broma, un misterio. El Tiempo nos construye/nos destruye. El cine es la máquina de soñar que muchos no se atreven a explorar ni dormidos ni despiertos. Ruiz sí; nos lleva a despertar en el fondo del sueño. Película “intelectual” que recomiendo únicamente a quienes no han renunciado a su intelecto. Probablemente, la joya más desafiante del festival. (MCC).

El custodio (Rodrigo Moreno, Argentina)
Primer Premio del Jurado

El Custodio soy yo, tú, somos todos. Somos todos los que carecemos de poder. Los que no podemos tomar decisiones sobre lo que nos afecta directamente. Los que ya no elegimos nada, excepto aguantarnos. Moreno nos contó en el diálogo realizado en nuestro querido festival Elcine, que quería hacer un estudio clínico. Plenamente consciente de que no lo logró del todo (las condiciones de producción determinaron la estética), creo que su película trata de develar el mecanismo del poder, la explotación del hombre por el hombre, la conversión del prójimo en esclavo. Tomar como referente El Empleo del tiempo, de Laurent Cantet, me parece justo. Un custodio (guardaespaldas) se define porque vive para otro y no ya para sí. Me pareció una película más "europea" (en el buen sentido, más que en el malo) que costumbrista y adicta al cliché. El poder de observación, el rigor y la contención de esta película me resultan admirables. Moreno no parece querer ser una especie de Haneke argentino, pero la introspección debida acaso lo lleve inevitablemente por ese camino. (MCC).

Crimen Delicado (Beto Brant, Brasil)
Segundo Premio del Jurado / Mejor actriz
De las actuaciones más honestas en el festival, si es que puede hablarse de actuaciones en el sentido convencional. Un crítico de teatro, siempre con las ideas claras y los juicios severos, se desquicia al quedar seducido por una mujer particular. Ella va por la vida con una pierna solamente y funge como modelo y amante de un nebuloso pintor. El crítico, que tanto sabe de teatro y tan poco del proceso creativo en la pintura, empieza a tener reacciones anormales en él. El filme se da el tiempo para la contemplación. Tres escenas hipnotizantes: el crítico observando a los clientes de una fonda, la plasmación de la polémica pintura y el extraño interrogatorio en la sala del juez. Con un penetrante final, este filme se distinguió rápidamente del gran grupo de obras que llegaron. (FV).

Cinema, aspirinas y buitres (Marcelo Gomes, Brasil)
Primer Premio del Jurado Mejor Ópera Prima
Con ustedes, el regreso del Síndrome del Paciente Inglés, que ahora fala portugués, y que nos ataca otra vez. La nada se manifiesta a su regalado gusto en esta película por demás gratuita, ricamente vestida de dorado caramelo. Su fotografía estaría buena para comer, pero lo que yo no me puedo tragar es que por sí sola sirva para mucho más. La relevancia de esta ópera prima, pese a sus signos exteriores de riqueza -de fotografía publicitaria-, road movie diluída de carretera, me resulta un misterio inasible. Pariente lejana de Cinema Paradiso y prima hermana tarada y tediosa de El Fabricante de estrellas, ay Tornatore, qué mala escuela. Yo doy mi sangre por Sangre, apasionante ópera prima del mexicano Amat Escalante, aunque me recuerde a Batalla en el Cielo y a Temporada de Patos al mismo tiempo. O tal vez por eso. (MCC).

Madeinusa (Claudia Llosa, Perú)
Segundo Premio del Jurado Mejor Ópera Prima

Lo atractivo del Perú son los Andes, las comunidades campesinas, el “otro yo” que nos separa como nación. Mirada de falsa antropóloga sobre hechos imaginarios. En palabras de la propia directora: “la película toca muchas cosas desde la ficción que son reales, lamentablemente”. Regreso al indianismo de López Albújar. En el pueblo de Madeinusa, un padre se acuesta con las hijas, las niñas matan a sus padres, los piojos atacan las cabezas y la ilusión es irse a vivir a Lima. ¿Racismo consciente o subconsciente? Lo andino se vuelve anodino y excepto por una mejora en el guión en los últimos minutos, todo pasa como una pirotecnia de intenciones, ruidos y colores dignos de otra festividad. Después de Sangre, prefiero La perrera o incluso la desenfadada Apocalipsur. (FV).

En la cama (Matías Bize, Chile)
Mejor Guión / Mejor actriz

El reto de hacer una película sin salir de una habitación es riesgoso y, empezando por ahí, quizá ese es un mérito que vio el Jurado. De acuerdo, los retos son bienvenidos. Estamos cansados de directores sin mejores iniciativas. En este caso, a la manera de Linklater en Tape, no salimos jamás del cuarto de un hotel, pero en esta ocasión para ser testigos de cómo evoluciona una relación clandestina. Apela a un esquema conocido: primero las escenas risueñas, luego (como al minuto 40) el giro dramático, de nuevo un amague de reconciliación (aprox. minuto 60), termina con la incertidumbre de la partida. Uno puede sentir cómo se estira el guión de acuerdo a sus escenas: una coreografía, una pelea de almohadazos, el momento de las llamadas. ¿Así son las relaciones clandestinas? En todo caso, esperemos que el cine dependa cada vez menos de un guión. En desacuerdo con el Jurado. (FV)

Crónica de una fuga (Israel Adrián Caetano, Argentina)
Película más Votada

Antes del festival, estaba seguro que este premio se lo llevaba Derecho de familia, de Daniel Burman. No era posible imaginar que una película de Caetano pudiera cautivar a los parroquianos que cada año se acercan a las salas para saber en qué anda esto del cine latinoamericano. Más aún si tenemos en cuenta los antecedentes: Bolivia y Un oso rojo -otros filmes de Caetano- no son cintas simpáticas ciertamente; y desde Despabílate Amor hasta El matrimonio de Romeo y Julieta uno podía, con gran esfuerzo, comprender al público, pero no solidarizarse con él. Sin embargo este año pasó algo extraño: Israel Adrián, el director de Pizza, birra, faso, conquista al público limeño y uno no sabe si eso habla bien de nuestro público o mal de Caetano. O ambas posibilidades. En todo caso, este premio no es de los críticos sino del público y si ellos votaron así, por algo es. Claro que también votaron por Alan García. (FV)

* * *

QUE PIDAN AYUDA
Balance de la organización

Un festival de cine equivale a muchas cosas: es un reconocimiento a la labor de todos los directores participantes, es la oportunidad de las distribuidoras de negociar sus filmes con otros mercados y es, sobre todo, el momento que el público de la ciudad organizadora puede acceder a filmes que jamás llegarían a las salas gracias al monopolio ya conocido. Para que el Festival logre satisfacer a todos, su organización debe estar impecable en todo aspecto, comenzando con las buenas proyecciones en las salas. Este es un recuento de lo rescatable y lo que debe mejorar para siguientes oportunidades.

Lo positivo del X Festival
1ero.
Películas que tuvieron presencia en festivales importantes este mismo año, llegaron con inusual prisa al festival. Así, dentro de las competencias pudimos ver Crónica de una fuga, Sangre y Fantasma (Cannes), El custodio y Derecho de Familia (Berlín), En el hoyo (Sundance), entre otras. Además, felicitamos el estreno en salas de presentaciones deslumbrantes como la versión ofrecida de El acorazado Potemkim, La dama de honor, de Chabrol o El niño, de los Dardenne, Palma de Oro 2005.

2do. El contacto con los realizadores de distintos países, a quienes uno podía encontrar en los alrededores del Centro Cultural, no se hizo esperar y sirvió para corroborar que en otros países existen personas que tienen un tremendo desparpajo para sacudirse de su asfixiante tradición, como el caso de Rodrigo Moreno. Lo bueno de tener un local pequeño.

3ero. Las buenas intenciones de aumentar las boleterías de venta, los puntos de exhibición, nuevas formas de publicitar el festival y pequeños detalles que alguien, atento con el público, tuvo la iniciativa de arreglar al fin, aunque no se haya logrado del todo.

“Detalles” que no pueden repetirse
1ero.
El nivel del Festival se vio opacada por la inclusión de películas imposibles. Cintas como Barrio Cuba, Sólo Dios sabe o la alucinante El buen destino –entre otras- hacen creer que el comité seleccionador busca películas basándose en nombres antes que en calidad. El buen destino, incluso presentaba fallas técnicas (como aparición del boom a cada rato en el encuadre). Descuidos lamentables.

2do. Más de una proyección terminó con lamentable petición de disculpas de parte del Festival. Por nombrar unos casos, la cinta Cerca de las nubes, de Aldo Garay, se proyectó a velocidad rápida, como si hubieran apretado 2x en el control remoto. Luego dirían que así había venido la copia. ¿Nadie revisa lo que van a proyectar? El mismo Aldo Garay dice que envió la cinta en varios formatos. No hay justificación. Otro caso es el de la cinta Las muñecas rusas, de Cédric Kaplisch que se proyectó ¡en DVD y doblada al español! Las disculpas y la devolución de entradas calmaron en algo, pero no bastó.

3ero. A pesar de haberse acreditado con debida anticipación, el conjunto de nuestros críticos locales tuvieron que pasar por la humillante experiencia de no poder ingresar a ciertas salas de cine sino hasta que se apagaran las luces y se comprobara que habían asientos libres. Es decir, si en una función determinada el público llenaba las butacas, los periodistas y críticos tenían simplemente que girar sobre su eje y regresar por donde vinieron, como realmente pasó en ocasiones. ¿No saben los organizadores que mucho del éxito de su festival depende de las palabras de esto señores?

4to. Teniendo a mano muchos otros filmes, de mejor nivel sin duda, el Festival decide que en su inauguración se exhiba Mariposa Negra, una película que, más allá de sus méritos o deméritos, no estaba siquiera lista como confesó sorprendentemente el propio director. ¿Cómo pueden los organizadores arrancar el Festival con una película que no está lista? ¿Cómo se atreve un director a apurar el estreno mundial de su obra con una copia que aún no es la oficial? ¿Es el público del Festival una suerte de test viewers sobre el cual decidir qué funciona y qué cortar? ¿Acaso la cercanía del señor Lombardi con la PUCP pudo más? Sólo falta que Edgar Saba actúe en su siguiente película.

5to. La idea de los spots del Festival resultó muy atractiva (leer informe sobre cada uno de ellos), pero la presencia de Claudia Llosa no se entiende. Ella estaba compitiendo por un premio en el Festival… el mismo Festival al que le dirigía un spot. Esto no es mezquindad, sino es simplemente un asunto de ética. En el caso de Méndez, Mendoza o Salvini, no importa porque no estaban participando, pero en el caso de Llosa, no se vio bien. Localismo malentendido.

6to. Por último, si bien cada edición es un nuevo motivo para alegrarse, este era el número diez y por cuestiones de numerología futbolera se esperaba un acontecimiento importante, invitados de lujo, ceremonias para el recuerdo. Pero, en general, el Festival se vino por donde se fue, sin mayor interés. Por ejemplo, en su sección Presentaciones Especiales o en el de Cine Francés estrenaban películas llegadas a Lima desde meses atrás vía Polvos Azules; en los Invitados, de Bibi Andersson pasamos a Helena Rojo (nada contra la madre adoptiva de Virna Flores, pero qué diferencia, ¿no?) y en las ceremonias de Inauguración y Clausura todo el mundo se equivoca. Ojalá la próxima vez se ponga la organización en manos de un equipo experto en eventos, y no en un grupo de allegados al teatro que en lugar de desempeñar bien su papel, parecían obstinados en hacer un papelón.


Fernando Vílchez Rodríguez

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QUEREMOS TANTO AL FESTIVAL
Crónica de La voluntaria anónima


Este año me ofrecí como voluntaria del festival de cine. Me dije a mí misma que no debe ser tan malo ayudar un poco. Y bueno yo tenía tiempo libre y además es una forma de hacer algo productivo en vacaciones. Mandé mi currículo, y a los días me llamaron para que vaya al ensayo de la inauguración, un día antes de ésta. Todo el equipo de voluntarios, incluida yo, estuvo desde las 4 de la tarde hasta casi las 10 de la noche.

En verdad, ese día no hicimos mucho, nos mostraron todo el cine Metro y nos iban diciendo en qué puesto nos tocaba estar el día de la inauguración. En todo el tiempo que estuvimos lo que más recuerdo es que vimos cómo ensayaba el grupo “Kimba-Fá” y el tipo de luces que iban a usar. En verdad, parecía que el show iba a estar entretenido.

Al día siguiente (el día de la inauguración) nos citaron a las 10 de la mañana. Estuve allí puntual, pero se retrasaron porque no todos los organizadores habían llegado y la preparación empezó recién a eso de la una de la tarde. Nos explicaron básicamente cuáles eran los lugares más seguros del cine Metro y ellos se presentaron para que, si hubiera cualquier problema, supiéramos a quién acudir. Aunque la verdad yo no pude aprenderme los nombres porque eran muchas personas.

La reunión terminó a las dos, y nos citaron a las 4:30 para ir a la inauguración. Sin embargo, en el cine Metro todos estuvieron recién a eso de las 6 de la tarde. Además, parecía que la inauguración iba a ser otro día pues casi nada estaba listo, o por lo menos así se veía, ya que los carteles de los auspiciadores no los habían puesto y la gente iba de un lado para el otro. Tampoco los invitados habían llegado, y por ese lado estuvo bien pues no vieron a los organizadores armando todo con prisa.

Todos estábamos nerviosos, y bueno de pronto ya eran las 7 y había gente para entrar. Nos habían explicado que teníamos que distribuirnos, algunos de nosotros adentro recibiendo a los invitados especiales (jurados, embajadores, auspiciadores, etc), otros en la puerta verificando que tuvieran entrada y otro grupo que llevaría a los invitados especiales a su respectivo asiento. Los organizadores iban a señalar quiénes eran los invitados especiales y los voluntarios los llevarían. La gente sin entrada iría con ciertos voluntarios para que buscaran sus nombres en lista y entraran. Todo parecía que iba a funcionar y todos sabíamos qué hacer.

Pero a la hora que la gente entró, todo fue muy distinto a lo que nos explicaron, puesto que en principio el organizador que estaba en la puerta (que era el único encargado que estaba allí cuando debieron ser tres) dejaba entrar a TODAS las personas. Tanto así, que ya nadie hacía filas y pasaban de frente. Es más, los voluntarios encargados de llevar a los invitados especiales, no sabían a quiénes debían llevar, pues entraban tantas personas que uno no sabía quién era quién, y hasta a veces los mismos invitados no sabían en donde sentarse (preguntaban especialmente “¿cuál es el asiento lateral?”). En la entrada los organizadores revisaban muy rápido si la gente tenía entrada o no. Y los que no tenían y debían buscarse en lista, muchas veces eran prepotentes con los mismos voluntarios, pues eran “famosos” o “tenían plata” o “eran padres de alguna estrella (estrellada) del ámbito local.”

Tanta gente entró, que ya se habían terminado los asientos y la gente seguía entrando. Eso fue muy malo, porque todo estaba en desorden y a la gente que no había alcanzado sitio debíamos decirle que vaya al tercer nivel, y para acceder al tercer nivel debía salir de nuevo y hacer otra cola. Las personas al escuchar esto preferían quedarse paradas en un costado en el segundo y primer piso. Obviamente una vez descubiertos debían subir al tercer piso.

Y allí se determina la misión más desagradable de cualquiera de los voluntarios: subir a las personas al tercer nivel. Esto lo digo, porque generalmente todas las personas que suben hasta el tercer piso tienen los peores asientos del cine Metro, causándoles descontento y se la desquitan con el voluntario encargado, ya sea, mirándolo con mala cara, gritándole, o cualquier otro acto que su mal humor lo lleve a hacer. Aunque estuve en todos lados en realidad, yo no estuve en el tercer piso, pero me lo contaron y tampoco es difícil de imaginar, pues esa conducta prepotente y maleducada de algunas personas se podía ver perfectamente en otros puestos.

Bueno después de iniciarse el show, nuestro trabajo ya no fue tan duro. Sólo fue alumbrar y ayudar a algunas personas a salir de la sala o a entrar de nuevo. Así que, vimos el espectáculo y no hicimos mucho, pues el trabajo pesado ya estaba hecho.


¿Si fueras miembro de la organización del Festival, qué tratarías de cambiar para la siguiente edición?
Bueno, la impresión que tuve al final de ese día fue, que aunque los organizadores trataron que el evento se diera de la mejor manera, no pudieron controlar la situación. El peor error que tuvieron lo organizadores fue el improvisar soluciones, dejando de lado lo que ya se estableció. Esto les queda como experiencia, para que el siguiente año todo se prevea y se organice mejor.

¿Te harías voluntaria para el próximo año?
Sí, porque aunque las cosas no salieron de la manera más apropiada, las faltas no han sido irremediables (es más hay beneficios al participar en este evento que no se pueden negar). Además me sirve como experiencia pues he aprendido en principio que la organización es básica para cualquier evento. También a tener que sobrellevar el trato de cierto tipo de personas (los prepotentes), puesto que en la inauguración se hizo visible, pero no creo que esto sea un fenómeno aislado. Quizás sea algo que ya es típico de nuestra sociedad y de todas maneras tengo que buscar la manera de vivir con eso.
Por último, espero que mi opinión –compartida por otros voluntarios que estuvieron allí- sea importante para poder cambiar estos errores que tal vez los organizadores no hayan percibido tan de cerca como nosotros.

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UN MINUTO DE TU CINE
Los spots del Festival


A diferencia de años anteriores, esta vez la organización del Festival tuvo una feliz idea al publicitarse con cortometrajes que encerraban conceptos de lo que se entiende por “Cine Latinoamericano”. Para eso, la agencia JWT convocó a cuatro directores peruanos relativamente jóvenes y en actividad y les puso algunas reglas. Lo que empezó como una idea simpática terminó reflejando el modo de entender el cine que tiene cada director convocado. Empezando por el más decente, aquí los comentamos:

Costumbrismo con humor
Eduardo Mendoza hace un spot llamativo, retratando un quinceañero huachafo: los globos rosados, la declamación del viejo, el galán del barrio... Muchos extras, sonido directo, buena dirección de arte, esos son los riesgos que se tomó el director, mostrando el oficio que no revela en recientes productos. Los problemas surgen con la duración: se iba por los tres minutos. Para un spot es demasiado. Lo que más inquietó, sin embargo, fue ese nuevo afán por lo costumbrista. Todo parece sacado de una película mexicana. ¿Es que el “Cine Latinoamericano” es solamente eso? Al menos, realmente sirvió como spot al anunciar lo que se vendría en la competencia. Con todo, resultó el mejor elaborado.

Retratos sociales
Josué Méndez, nuestro director de cine más prometedor, sale más o menos librado de estos ejercicios porque simplemente se la pasa barriendo la cámara por las áreas de un clásico bar limeño. En lo que suponemos fue una grabación de una sola jornada, registra a los usuales personajes del bohemio lugar en situaciones también comunes: bebiendo, conversando y enamorándose. El director se ahorra una dirección de actores complicada, evita los diálogos, pone un bolero criollo y nos llena de travellings para mostrar un lugar que es, según su visión, una suerte de cuna de historias para contarlas. Con aires a comercial de cerveza, tiene su encanto.
Gusto por el C/D
Claudia Llosa confirma que lo suyo es la dirección artística, la presencia del color y las actuaciones correctas. También confirma que lo suyo es la mirada a lo popular y a lo estridente. Visualmente fascinante, se tropieza con un texto que aspira a tener cierta gracia pero que termina siendo facilista. ¿"Ojos que no ven, y tu mamá también"? No pues. Se agradece el esfuerzo pero faltó trabajo.
Locura insoportable
Aldo Salvini nos recuerda, con un hiperbólico ejercicio, que el cine está hecho para emocionarnos, antes que nada. Al menos eso intenta. Melania Urbina, Bruno Ascenzo, Aristóteles Picho… es decir, los únicos actores que tiene el país, ríen y lloran falsamente mientras son transportados en una combi estridente donde suena Ima Súmac. Locazo, ¿no? Ahora, mi interpretación del spot: la combi resulta ser “nuestro cine” que tiene como destinos llegar a (el nivel de) la Av. Los olvidados o del Jr. La ciénaga, pero que en su desordenado galope solamente tendrá como destino chocar contra el muro de la realidad. El facilismo del director hastía y nos hace pensar que el mal gusto se cultiva. ¿Cómo hace para permanecer en ese estado?


Fernando Vílchez Rodríguez

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NUESTROS FUTUROS CINEASTAS
Muestra digital

Todo Festival que se respete intenta siempre mostrar los trabajos de aquellos que están empezando sus carreras en el medio local. En esta edición de Elcine, en medio de tanto ajetreo, pudimos ver algunos cortometrajes y mediometrajes que no quisimos dejar de comentar acá de manera amable, al tratarse de las personas que dentro de algún tiempo serán quienes representen al cine peruano, encontrándose ahora en el momento de corregir errores que luego será difícil subsanar. Esta vez, empezamos de menos a más:

Un tal Nacho, de Sergio Barrios
Publicidad disfrazada
El nuevo cortometraje de Sergio Barrios nos obliga a pedirle que revise de nuevo sus libros de la Escuela de Cuba para mejorar lo que ha venido ofreciendo hasta ahora. Esta vez, un tío que se hace el simpático (Gianfranco Brero haciendo de Gianfranco Brero) trae oscuras intenciones contra el director de una empresa de publicidad (Coco Chiarella haciendo de doctor del Che Guevara). Al final, Brero era un estafador (en el corto) que no logra sacarle billete al otro… y eso es todo. Que una obra se apoye en una historia y luego ésta caiga en la intrascendencia, no importa mucho. Un cortometraje puede servir para ir puliendo el oficio. Pero que encima, cual pauta televisiva, cada minuto y medio nos claven un logazo de Cuzqueña, de Viajes Nuevo Mundo o (última toma del corto) tremendo panel de AFP Nueva Vida… es inaudito. La muestra era gratuita, pero exijo devolución del pasaje.

El viaje, de Cady Abarca
Nuestro primer Oscar
Cortometraje precedido de muchos comentarios por ser una obra que recientemente ganó en USA un premio conocido como el Oscar Universitario, El viaje explora un día muy especial para la amistad de dos chiquillos: el blanquito del barrio es llevado por el morenito futbolero a descubrir el centro de Lima. Entran a un prostíbulo y mientras el primero empieza a asustarse de lo que ve, el otro, más canchero, va de frente a buscar a la misma mujer de siempre. Atmósferas bien construidas, actuaciones convincentes de los chicos, aunque algunos clichés absurdos (la presencia de Olenka Zimmerman me hace feliz pero aquí es innecesaria) y, como no podía faltar en el Oscar, tiene un final feliz. Pero esta vez vale.

Ego, de Rossana Alalú
Un espejo que nos desnuda
En esta película de una hora, un director peruano quiere ser el que cambie la historia del cine en nuestro país. ¿Suena familiar? Claro, todos quieren ser héroes, el que consiga el primer Oscar, el que compita en Selección de Cannes. En este caso, se trata de Paul Vega que sueña con tal éxito mientras se masturba mirándose al espejo. En el rodaje tiene que lidiar con la típica actriz que quiere saber todas las motivaciones de su personaje (Paloma Yerovi), con el chibolo estrella que exige todos sus mimos (Chacaloncito), y con un actor necesitado de dinero que siempre apura con la hora (póstuma aparición de Ricardo Fernández). Una película dentro de otra. Vega quiere que en su obra haya llanto, drama, emoción digerible. ¿A quién se parece? El tráiler final es un hito para la comedia nacional. En general, la burla funciona, pero igual se extiende innecesariamente y queda la sensación de que se pudo mejorar la calidad de la imagen en postproducción. El mismo camarógrafo de TQ-1992 se repite aquí en varias escenas. Las pocas pretensiones y el buen humor son lo mejor. Atención con la directora.

Fierros, de Gonzalo Benavente
Bala encontrada
La obra más inquietante de esta muestra digital (entre lo que pudimos ver) dura trece minutos, de los cuales al menos tres la pasamos con la pantalla a oscuras. El espectador sólo puede percibir algo cada vez que uno de los personajes saca su arma, su fierro. Unos gángsteres ajustan cuentas entre ellos y todo termina en una balacera tipo Reservoir Dogs. Lo que gusta es la coherente propuesta de la cámara como el cañón de un arma, el no tener miedo a dejar la pantalla a oscuras y no explicar lo que pasa. La imagen es sucia, suponemos que adrede para aumentar el sentido de perturbación. De repente, me pregunto angustiado: ¿todos los cineastas dirigen a Pietro Sibille de la misma manera?


Fernando Vílchez Rodríguez

MATERIAL EXTRA


LA SUTILEZA DE UN PUNTAZO
Peloteros
, la última película de Gustavo Sánchez
Largometraje

Empiezo comentando una noticia ingrata: la película Peloteros fue retirada rápidamente de las salas de provincias a pesar de ser una de las cintas más taquilleras de la cartelera en tales ciudades. ¿Por qué? Una vez más, el monopolio de las grandes distribuidoras que no quieren competencia (Hollywood bad boys) obliga a una cinta nacional a despedirse rápidamente del público. A Superman no se lo toca, ¿capisci? Ya comentaremos sobre esas empresas en otra oportunidad. Volviendo a la película, aunque ya no está en cartelera, espero que las siguientes palabras ayuden al debate sobre la realidad de nuestro cine en estos días:



Los peloteros eran unos chiquillos que, angustiados por sus crisis personales (la llegada del primer amor, la violencia familiar, etc.), desfogan todos sus ímpetus en un campeonato de fulbito. Luego de algunos avatares, consiguen alcanzar sus sueños más perseguidos, desde el honor de ser los campeones del barrio así como rozar alguna iniciación sexual. Este sencillo argumento busca dar pie a una película amena y nostálgica, que intenta hacernos pasar “pasar un buen rato en el cine”. Esta es una razón más que válida para que alguien como Coco Castillo empiece a producir su propia filmografía (Peloteros es su ópera prima). El problema surge cuando la obra empieza a presentarnos situaciones y estilos predecibles que, en lugar de entretener, nos hacen mirar repetidamente el reloj.

Desde la creación del guión, resultan evidente las intenciones de querernos hacer todo demasiado entendible y fácil de digerir: los personajes son estereotipados de inicio a fin, sin ninguna evolución (el muchacho soñador lo sigue siendo incluso de adulto; ese ser apodado Vargas Llosita, como no podía ser de otra forma, termina siendo periodista, etc.) Es decir, en líneas generales el espectador adivina con facilidad lo que vendrá después: ganarán el título, el chico besará a la chica, el matón recibirá su castigo. Y en una cinta que apela al entretenimiento, ser predecible es simplemente el peor error.

Predecible –o mejor, previsible- es también el tratamiento visual que esta obra nos ofrece. La fotografía es un caso más de teleserie filmada. La cámara sirve únicamente para registrar lo que dice el guión. Hay un leve momento donde Castillo se disfraza de Hitchcock en La Ventana Indiscreta, y empieza a husmear en el barrio pasando la cámara de habitación en habitación. Pero dura pocos segundos y se corta abruptamente. Un travelling que va a la nada. Como Tarkovski, pero sin existencialismo detrás. Fuera de eso, todo se vuelve inexpresivo, académico: Si los personajes están aburridos, la cámara está quieta. Si están nerviosos, la cámara tiembla.

En cuanto al sonido, hay escenas donde pareciera que la película no se toma siquiera el trabajo de un doblaje posterior a la filmación, sino decide utilizar su defectuoso sonido directo. En tales momentos, las voces de los personajes se mezclan con ruidos extraños, terminando por impedir cualquier esfuerzo por saber qué están diciendo. Además, cada momento decisivo del filme viene acompañado por música efectista. Si un chico está alegre, oímos una canción movida. Si otro está triste, escuchamos una tonada melancólica. Sentimos la sensación de ser conducidos, sin desearlo, a sentir algo que nunca llega a brotar naturalmente en nosotros.

La edición es funcional, de acuerdo a la toma obtenida. Y en las actuaciones, comprobamos que los actores de “trayectoria” siguen usando las técnicas del teatro en el cine, sin entender que son artes distintas. En el cine, importa más lo que el actor oculta, no lo que muestra. Un aspecto positivo: Algunos chiquillos no se ven falsos y emanan cierta ingenuidad que seguramente debido a sus cortas edades aún poseen realmente.

En resumen, la dirección falla al querer hacerlo todo tan evidente. Un ejemplo: un sueño es presentado a través de un filtro de niebla y música de ensoñación, es decir, somos testigos de lo más arcaico del arte cinematográfico frente a nuestros ojos. El afán de hacer algo “realista”, terminó por crear un aburrido artificio. Incluso la televisión ahora es más cinematográfica que películas que siguen apelando a estas viejas fórmulas. Si se quiere simplemente entretener, al menos hay que buscar un guión no previsible, unos actores sugerentes, un sonido inquietante. Es momento de entender que las fórmulas de antaño ya no sirven. Olvidémoslas.

El dirigente arma el equipo
Dicen las buenas lenguas que en nuestro medio existen dos Gustavos: Gustavo Bueno (actor) y Gustavo Malo (productor). En mi opinión y aunque no lo digan los créditos finales, el real director de películas “de fórmulas” no es sino el financista de las mismas. Peloteros y su hermana mayor Mañana te cuento parecen ceder sus decisiones más importantes al productor Gustavo Sánchez, desde la elección de actores hasta la fecha del estreno. Mendoza y Castillo, seducidos por tener cada uno su ópera prima financiada, cumplieron una labor de actores antes que de directores de cine. Fueron ejecutores de ideas ajenas y convirtieron, otra vez, el cine en mero negocio. En el segundo tiempo del mismo partido, este productor hizo algunos cambios: sacó a Melania y a Eduardo, e hizo ingresar a Maricarmen y a Coco. Empresarios como él pueden cambiar de estadio, pero siguen jugando de local.

Ojalá estos cineastas hagan mejores amistades para la próxima y no pretendan solamente gustar al espectador, adoptando los gustos de éste. En ese caso, confirmarán que únicamente desean sacarle más dinero al público. Y de la manera más grosera.
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BALAS DE PLATA, CASQUILLO OXIDADO
El Chalán
, de Alberto Matsuura
Cortometraje

Gracias a su buena técnica y a sus buenas relaciones públicas, este cortometraje se exhibió antes de todas las funciones –repito, TODAS las funciones- del ciclo de Kieslowski en la U. de Lima. Esto me generó antipatías de inmediato, así que decidí que pasara el tiempo suficiente para, recién ahora, al revisar de nuevo este cortometraje, opinar con más tranquilidad:

De impecable fotografía, asombrosa producción y cierto conocimiento de lo que ha resultado ser el género western, El Chalán es una muestra de lo cumplidor que puede ser un trabajo universitario. Para empezar, por encima de sus méritos técnicos, la idea de adaptar dicho género a nuestra región (música, locaciones, el mismo personaje del Chalán) es una decisión que se aplaude. Sin embargo, sobre este acercamiento al western, a diferencia de otros misteriosos (anti)héroes del género, aquí el protagonista sonríe bonito y cabalga muy bien. Con esto, se nos fuerza de inmediato a sentir simpatía por él y antipatía por “el Cuto”, moreno personaje que vendría a ser el “villano” (nada sutil, eh). Por un lado, es atractivo como ejercicio de estilo. Por otro, nos quedamos en personajes ciertamente trillados, chatos en sus diálogos y sin mayores sorpresas en sus acciones. Basta decir que a veces vale la pena encarar un género e intentar sacarle la vuelta, estirar sus propios límites. Semejante producción para un cortometraje merece mayor vuelo. A su director, le deseamos más fondo y menos forma para el siguiente ejercicio.


Fernando Vílchez Rodríguez

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LAS DE CIERRE


PROHIBIDO LEER


¿Les suena el nombre de Artour Aristakisian? Es un cineasta ruso algo tímido, habitante de ghettos, con pinta de hippie y engreído de los foros paralelos en festivales como Cannes, Berlín o Sundance. Luego de su primera película Ladoni, intrigó a la crítica mundial con Mesto na zemle (en español, conocida como Un lugar en la tierra) y ahora ya se encuentra preparando su tercera película que lleva el título de A mexican story, producida nada menos que por nuestro conocido Carlos Reygadas. Vaya dupla. Justamente, tras conversar con personas de su productora Mantarraya, nos enteramos que Reygadas se encuentra en pleno rodaje de su tercer filme: Luz silenciosa, una película desarrollada en una colonia menonita. ¿Dónde? Parece tratarse de una comunidad religiosa que se comunica con una antigua forma de holandés y le prohíbe a sus fieles ver televisión o usar la PC. En el filme, un creyente se enamora de otra mujer. Otra vez, el amor como nervio principal en la obra del mexicano, pero visto de una manera particular. De esta manera, mientras Hollywood alista sus baterías para el 2007 con Hannibal The beggining, Shrek 3, The A-Team (sí, Aníbal Smith y los otros), Resident evil 3 y 4, por este lado del continente se estarán alistando para salir el último Reygadas, Liverpool de Lisandro Alonso y, en nuestra ciudad, Dioses, de Josué Méndez.

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De buena fuente nos hemos enterado de algunas adquisiciones que cualquier promotor del crimen ya puede adquirir en Polvos Azules: desde las ya conocidas colecciones de Louis Malle, Fassbinder o Dreyer que llegaron el último mes, ahora se anuncia un paquete de Hou Hsiao Hsien, alguna de Tsai Ming Liang, El sabor de la cereza con extras y hasta un pack de películas con El Santo, ese enmascarado mexicano que fascinó en el Festival local. Cual cajetilla de cigarrillos, debemos advertirles que la piratería es ilegal. Pero si a usted el sabor del tabaco no le incomoda, puede darse una vuelta por el pasaje 18, tienda 3. Recomendación. No caigan pesados, o el paraíso les será negado.

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Sunday, September 03, 2006

PRONTO

"Dadá no es nada, nada, nada. Dadá es como vuestras esperanzas: nada. Como vuestro paraíso: nada. Como vuestros ídolos: nada".
"Dadá se transforma, afirma, dice al mismo tiempo lo contrario, grita, pesca con caña. Dadá es el camaleón del cambio rápido e interesado. Dadá está contra el futuro. Dadá ha muerto. Dadá es idiota. ¡Viva Dadá! Dadá no es una escuela literaria."
"¿No comprendéis, verdad, lo que nosotros hacemos?
Y bien, nosotros lo comprendemos menos todavía."